CAP. VII: Se explican los testimonios de los Padres que los adversarios citan.

En segundo lugar, citan testimonios de los Padres. El primer testimonio que presentan es el de Dionisio Areopagita, quien en la epístola 4 a Cayo dice que Cristo administró una θεανδρικὴν ἐνέργειαν (theandrikēn enérgeian), es decir, una operación divina-viril. Y lo mismo se encuentra en el capítulo 2 de Sobre los nombres divinos.

RESPONDO: Esta sentencia de Dionisio puede entenderse de tres maneras. PRIMERO, si alguien entiende por operación divina-viril una única operación propia de ambas naturalezas, como parecen querer nuestros adversarios, claramente se equivoca. Pues en el VI Concilio, acto 8, el hereje monotelita Macario presentó esta misma sentencia de Dionisio en este sentido, para apoyar su herejía.

Sin embargo, en SEGUNDO lugar, se puede llamar operación divina-viril a alguna obra de Cristo en la cual concurran acciones de la divinidad y de la humanidad; pero distintas y realmente dos. Esta es una interpretación verdadera e intencionada por el autor. Y de esta manera es expuesta por Sofronio en aquel famoso discurso que se lee en el VI Concilio, acto 11, donde distingue tres tipos de obras de Cristo: algunas puramente divinas, como crear y conservar todas las criaturas; algunas puramente humanas, como comer y beber; y otras, en parte divinas y en parte humanas, como caminar sobre las aguas. Pues caminar era propio del hombre, pero hacer que las aguas fueran sólidas era propio de Dios. Y a estas se les llama θεανδρικὰ (theandriká), es decir, obras divino-humanas, como lo fueron todos los milagros, aunque no todas las obras de Cristo; además, tales no son las obras del Mediador en cuanto Mediador, como ofrecer sacrificios y orar. Pues todas estas son humanas.

También puede entenderse una TERCERA interpretación de esta operación theandrica según lo que enseña Damasceno en el libro 3, capítulo 19, quien dice que toda acción de Cristo puede llamarse theandrica en razón del sujeto operante. Pues siempre operaba Dios-hombre, no solo Dios o solo hombre. Del mismo modo, Damasceno parece interpretar lo que dice San León en la epístola 10: "Cada naturaleza obra en comunión con la otra, aquello que le es propio." Quiere decir con comunión de la otra, como si se dijera que permaneciendo unida con la otra en el mismo sujeto. Y según esta interpretación, la autoridad de Dionisio no es relevante para el tema.

SEGUNDO, citan a Ireneo, quien en el libro 3, capítulo 20, dice: "Debía el Mediador de Dios y de los hombres, por su familiaridad con ambos, reconciliar a ambos en amistad y concordia, y hacer que Dios asumiera al hombre, y que el hombre se entregara a Dios." Asimismo, presentan palabras similares de Epifanio en Ancoratus (antes de la mitad), Crisóstomo, Ambrosio, Teodoreto y Teofilacto en el capítulo 2 de la primera epístola a Timoteo, quienes dicen que el Mediador entre Dios y los hombres debía tener ambas naturalezas en sí mismo, para reconciliar a Dios y a los hombres en amistad.

RESPONDO: Todos ellos hablan de la mediación substancial que se realizó en el mismo Cristo por la encarnación y que fue necesaria para la mediación por medio de la operación. Porque si Cristo no fuera Dios-hombre, no habría un sujeto divino operando en la naturaleza humana, y por lo tanto, las obras del Mediador no tendrían valor infinito. Por lo tanto, formalmente Cristo es Mediador, en cuanto a la mediación de la operación, solo por su humanidad, pero para ser Mediador y poder redimir a todo el mundo con justicia estricta, debió tener además de la forma humana un sujeto divino; sin embargo, no podía haber un sujeto divino en la naturaleza humana sin que en Él hubiera una mediación substancial de dos naturalezas.

TERCERO, citan a Agustín en Enchiridion, capítulo 108: "Pues no podríamos ser liberados por un solo Mediador entre Dios y los hombres, si no fuera también Dios." Asimismo, en el libro 1 de Sobre la concordancia de los Evangelios, capítulo 35: "Por eso Cristo es llamado Mediador entre Dios y los hombres, entre Dios inmortal y el hombre mortal, Dios y hombre, reconciliando al hombre con Dios, permaneciendo lo que era, haciéndose lo que no era." También en la homilía sobre las ovejas, capítulo 12: "No es el hombre Mediador sin la Divinidad." Y más adelante: "La humanidad divina y la divinidad humana son la mediadora." Y en el libro 9 de La ciudad de Dios, capítulo 15: "Debe buscarse un Mediador que no solo sea hombre, sino también Dios."

RESPONDO: Agustín habla de la persona que debía dar dignidad a la obra, como se hace evidente tanto en los pasajes que hemos citado como en el libro 9 de La ciudad de Dios, capítulo 15, citado por los adversarios. Pues después de haber dicho Agustín que el Mediador debía ser Dios y hombre, añade: "Sin embargo, no por esto es Mediador, porque el Verbo, que es inmortal y bienaventurado, está lejos de los mortales miserables, sino que es Mediador en cuanto hombre."

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