Versículo 21

Texto hebreo: Y el Señor Dios hizo para Adán y su esposa túnicas de piel, o cuero, y los vistió.

Paráfrasis caldea: Y Dios hizo para Adán y su esposa vestiduras de honor sobre la piel, o la carne, de ellos y los vistió.

La Septuaginta tradujo túnicas de cuero.

Este pasaje es interpretado de diversas maneras por los doctores hebreos. El rabino Isaac, en Bereshit Rabba, lo expone así: que Dios les hizo túnicas de lino para cubrir su piel, o carne, y sus miembros. El rabino Samuel dice que su vestimenta fue de lana de liebres y lana de camellos, y se llaman vestiduras de pieles porque vienen de las pieles de los animales; de modo que sus túnicas no fueron de lino, sino de lana de animales. Estos son citados por el rabino Abrabanel; él, sin embargo, opina de otra manera.

Nosotros, sin embargo, lo exponemos así, según la opinión de los Doctores Santos y también de muchos hebreos. Cuando Dios iba a expulsar al hombre del paraíso de delicias como castigo por su pecado, un lugar donde el aire era el más equilibrado y temperado, a un lugar donde sufriría las inclemencias del clima, consideró necesario no expulsarlo desnudo, sino vestido, para que de algún modo pudiera protegerse de las inclemencias del aire. Vio que los taparrabos que ellos se habían hecho para evitar la vergüenza y la confusión de su desnudez eran fútiles e inadecuados tanto para cubrir su desnudez como para protegerlos del frío y de las inclemencias del lugar al que pensaba expulsarlos. Por eso, hizo para vestirlos túnicas de piel; no les hizo taparrabos, como ellos se habían hecho, sino túnicas que no solo cubrieran las partes pudendas del cuerpo, sino todo el cuerpo; y estas no fueron hechas de hojas de higuera cosidas, sino de cuero y pieles de animales: y los vistió de tal manera que ellos no habrían sabido vestirse por sí mismos.

Y aún estas vestiduras fueron hechas sin instrumentos y sin que alguien las confeccionara, por lo cual fue una obra divina; y fueron hechas por la voluntad de Dios simplemente, como las cosas que fueron hechas al principio de la creación y fueron traídas a él, como se dice bien en este pasaje: Y el Señor Dios hizo para Adán y su esposa túnicas de piel y los vistió: porque fueron hechas por la palabra y voluntad de Dios. A menos que digamos que Dios hizo vestiduras de pieles para esos primeros hombres, porque cuando ellos cosieron taparrabos de hojas de higuera para sí mismos, que no eran adecuadas para proteger el cuerpo de las inclemencias y de la vergüenza, él les mostró y enseñó internamente a matar animales y a hacerse vestiduras más adecuadas con sus pieles; de modo que se dice que Dios las hizo porque enseñó a los primeros hombres cómo hacerlas y de qué hacerlas, y les advirtió que debían hacerlas, ya que absolutamente necesitaban vestiduras tanto para mantener la decencia como para proteger el cuerpo de las inclemencias.

No podría, al contrario que otros animales, permanecer desnudo sin perder su decencia; pues se dice que en este aspecto los animales superan al hombre en cierto modo, porque la naturaleza les ha provisto adecuadamente y no necesitan otras vestiduras para proteger su cuerpo, sino que les basta con las que la naturaleza les ha dado. Sin embargo, el hombre necesita vestiduras tanto para la decencia como para la protección del cuerpo. Por lo tanto, esta necesidad de vestiduras no habría existido de ninguna manera en la integridad del estado primigenio si Adán hubiera permanecido en su justicia y ese pecado no hubiera intervenido; de lo contrario, el hombre habría estado en una condición peor que los demás animales; pero la justicia, digo la original, de la cual hemos hablado antes, le habría servido de vestidura y la asistencia divina le habría protegido de todo mal. Por lo tanto, la necesidad de vestiduras y la significación de esta obra de Dios fueron establecidas.

Y los vistió con pieles de animales muertos, no sin razón, sino con gran propósito. Primero: para que el hombre reconociera cómo se había vuelto a causa del pecado. Pues al usar lo que vestía a las bestias irracionales para vestir al hombre, ciertamente mostró que, por el pecado, el hombre se había convertido en una bestia en una detestable metamorfosis. Pues el hombre, cuando estaba en honor, no lo comprendió, fue comparado con los animales insensatos y se hizo semejante a ellos; por eso, después del pecado, le dio las hierbas de la tierra, que son el alimento de los animales, como alimento, y ahora lo viste también con su vestidura.

Segundo: como las pieles eran de animales muertos, con este hecho instruyó al hombre y a nosotros con él y en él, que somos mortales y destinados a la muerte por el pecado; y para que siempre recordáramos que también nosotros moriríamos algún día, como esos animales de cuyas pieles se hicieron las vestiduras.

Tercero: en esta obra, Dios mostró que todo lo que en las vestiduras se busca fuera de la necesidad y la decencia del estado, por magnificencia, esplendor y vanidad, no carece de pecado.

Finalmente: para que se prefigurara a Cristo, quien les fue prometido como redentor a través del linaje de la mujer, quien siempre fue prefigurado en los sacrificios de animales, por cuya muerte los hombres debían ser vestidos con la gracia divina, que habían perdido, y finalmente revestidos de gloria.

Creo, sin embargo, que Dios, cuando enseñó a esos primeros hombres a matar animales y vestirse con sus pieles, también les enseñó a sacrificar esos animales en honor divino; ya que está clarísimamente demostrado en la Sagrada Escritura que el sacrificio de animales existía entre esos primeros hombres, quienes lo ofrecían como un aroma agradable al Señor, como se ve en el sacrificio de Noé y también en la ofrenda del primer justo, Abel, quien ofreció sacrificio al Señor de los primogénitos y de las mejores partes de su rebaño. En esos sacrificios, Cristo fue principalmente significando, prefigurado e inmolado para la redención del pecado del primer hombre. También creo que ese tipo de sacrificio fue un holocausto, de modo que todas las carnes eran quemadas y consumidas en honor divino, ya que el consumo de carne aún no estaba permitido para esos hombres hasta Noé.

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