- Tabla de Contenidos
- PORTADA Y DEDICACIÓN
- PROEMIO
- PRIMERA DISERTACIÓN SOBRE LOS ESQUEMAS Y TROPOS DE LA SAGRADA ESCRITURA
- SEGUNDA DISERTACIÓN SOBRE LOS ESQUEMAS, ESTO ES, LAS FIGURAS DE LOCUCIÓN
- TERCERA DISERTACIÓN DE LOS ESQUEMAS DE LAS ORACIONES
- CUARTA DISERTACIÓN SOBRE EL MÚLTIPLE SENTIDO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS
- QUINTA DISERTACION DE LA CREACIÓN DEL MUNDO EN EL TIEMPO
- SEXTA DISERTACIÓN SOBRE LOS PRINCIPIOS DE LAS COSAS
Versículo 6
Texto Hebreo:
"Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer y que era deseable a los ojos y codiciable para obtener sabiduría, y tomó de su fruto y comió, y también dio a su marido con ella, y él comió."
El Intérprete Caldeo lo tiene de esta manera:
"Y codiciable para obtener sabiduría, y también dio a su marido con ella."
Los Setenta también:
Καὶ ὡραῑὸν ἐστι τοῦ κατανοῆσαι: "Y que era hermoso el árbol para entender, o para sabiduría."
El Rabino Salomón interpreta este pasaje así:
"Y vio la mujer: vio las palabras de la serpiente y le gustaron y le creyó, que era bueno ser como dioses, y que era deseable a los ojos, como él le había dicho: Y se abrirán vuestros ojos; y codiciable para entender, como él le había dicho: Conociendo el bien y el mal."
Aben Ezra dice:
"Y vio la mujer en su corazón y el árbol era codiciable por la inteligencia y la revelación de los ojos. El sentido de: con ella, es que comieron juntos y él le reveló el secreto de la serpiente. Y he aquí, Adán no era ignorante, y por eso fue condenado. Y muchos dicen que el árbol del conocimiento era una higuera, por eso encontraron: Y cosieron hojas de higuera: y si fuera así, la Escritura habría dicho: Y cosieron hojas del árbol del conocimiento. También muchos dicen que era trigo. Y es correcto en mis ojos, que los dos árboles en medio del jardín del Edén no están en otro lugar sobre toda la tierra, y uno de los árboles del conocimiento generaba el deseo de coito; por eso Adán y su esposa se cubrieron."
Nosotros lo explicamos así.
Vio entonces la mujer, no solo con los ojos corporales, sino también con un cierto instinto natural, por el cual deducimos que los alimentos que salen de la tierra son adecuados a nuestra naturaleza y complexión, como sabemos que se ha dado también a los demás animales, que el árbol era bueno para comer; pues la naturaleza de ese árbol no era mala, sino ciertamente buena: era malo para el hombre en la medida en que fue prohibido por Dios, no porque Dios lo hubiera privado de su bondad y suavidad natural. Pues verdaderamente era agradable para comer, del cual el hombre no debería abstenerse, excepto por reconocer el dominio y la potestad de Dios sobre él, y por la mera voluntad de Dios; de la cual si no se abstenía, ese árbol, que era naturalmente bueno, se convertiría en malo para el hombre por su culpa. Además, el árbol era hermoso a los ojos: pues en la comida y la bebida, el hombre se deleita no solo por la suavidad del gusto, sino también por la belleza de la vista. Pero además de ser agradable a la vista, o según la Verdad Hebrea, deseable para entender; esto no es verdaderamente, sino según la opinión de la mujer, que engañada por las palabras de la serpiente, lo pensaba del árbol y se lo imaginaba como verdadero. A partir de la suavidad del fruto y la belleza de la apariencia de ese árbol, ella se convenció de que lo que la serpiente le había dicho era verdad.
Tal es la fuerza y energía de la concupiscencia, que apartada y seducida más allá de los límites de la razón, la mujer se imaginó vanas apariencias, se las predicó a sí misma y las creyó, y aquello que Dios le había mandado no tocar del fruto de ese árbol, no solo lo tocó, sino que lo tomó, es decir, lo arrancó del árbol, y comió, transgrediendo el mandamiento de Dios, e indujo a su marido a comer: "Y dio también a su marido con ella, y él comió"; pues ella le persuadió y lo incitó a comer. Quien comió, no porque creyera en las palabras del tentador y pensara que decía la verdad, ni porque fuera engañado por el demonio: pues según el testimonio del Apóstol, no fue el hombre quien fue engañado, sino la mujer; sino que, al no poder resistir el amor excesivo por su mujer que le persuadía e instigaba a comer, para no contristarla y dejar que se alejara de él sin conseguir su deseo, también él comió.