Versículos 4 - 5

Texto Hebreo: "Y dijo la serpiente a la mujer: No moriréis, porque sabe Dios que en el día en que comáis de él, se abrirán vuestros ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal."

Esto, “como dioses”, puede traducirse: “como Dios”; pues es la misma palabra que se dijo antes: “sabe Dios”: אלהים (Elohim); aunque la palabra misma por la fuerza del idioma hebreo es una palabra plural.

El Parafrasista Caldeo lo traduce: “Aparece ante el Señor que en el día en que comáis de él, se abrirán vuestros ojos y seréis como grandes sabios entre el bien y el mal.”

Aben Ezra lo interpreta: “Seréis como ángeles.” El Rabino Salomón interpreta este pasaje así: “Rechaza hasta: Y no lo toquéis; y le dijo: así como no hay muerte en tocarlo, tampoco hay muerte en comerlo. Pues sabe Dios, etc.: todo artífice odia a los hijos de su arte. Comió del árbol y creó el mundo. Y vosotros seréis como dioses creadores de mundos.”

Sin embargo, nosotros interpretamos este pasaje de la siguiente manera. "De ninguna manera moriréis." Este mentiroso y padre de la mentira, quien cuando habla mentira, habla de lo suyo propio, procede con las armas de la mentira, tal como comenzó, y hace a Dios, quien es la verdad suprema y primera, y el autor y origen de toda verdad, parecer un mentiroso. Pues Dios, si el hombre comiera del árbol prohibido, le amenazó con la muerte de manera certísima, diciendo: "El día que comieres de él, ciertamente morirás." Pero este mentiroso dijo falsamente: "De ninguna manera moriréis." Pues cuando vio que la mujer, a partir de su respuesta, dudaba de la muerte subsiguiente, inmediatamente afirmó que de ninguna manera sucedería. Además, le atribuyó a Dios, el sumo e infinito bien, malicia y envidia, diciendo: "Pues sabe Dios que el día que comáis de él, se abrirán vuestros ojos, y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal." Este malvado tentador dijo: "Dios os envidia para que no sepáis las cosas que son más dignas de ser conocidas, como él las conoce, y para que no seáis como dioses en conocimiento y sabiduría."

Estas palabras merecen una consideración más profunda para que podamos entender más claramente cuán mentirosa y engañosamente habló este viejo y malvado serpiente. Primero, parece que debemos advertir que el árbol, llamado del conocimiento del bien y del mal, no fue llamado así antes del evento, como muchos creen, sino después del evento. Pues aunque cuando Dios prohibió ese árbol al hombre, leemos: "Pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás," sin embargo, creo que Dios no usó estas mismas palabras al dar el mandato, sino que designó ese árbol con alguna otra marca. Pues cuando la mujer respondió a la serpiente, no dijo: "Pero del árbol del conocimiento del bien y del mal," sino: "Del fruto del árbol que está en medio del paraíso, Dios nos mandó no comer." Pero el profeta, al narrar el hecho ya consumado, usó esta designación de su propia autoridad. Pues si Dios hubiera usado esa designación al señalar el árbol, sin duda habría ayudado a la tentación y mentira de la serpiente.

Tampoco había en ese árbol algún poder para entender por el cual se pudiera conocer el bien y el mal, de modo que realmente pudiera ser llamado árbol del conocimiento del bien y del mal: pues era completamente corporal y no podía actuar sobre el entendimiento espiritual. Pero la mujer, engañada por las mentirosas palabras del tentador, que le prometía conocimiento por comer del árbol prohibido, creyó que ese árbol tenía algún poder para entender. Pues cuando la serpiente dijo: "Se abrirán vuestros ojos," no se refería ciertamente a los ojos corporales, pues ya los tenían abiertos mientras vigilaban; sino a los ojos del corazón, que no estaban abiertos para entender el bien y el mal, según lo indicaban esas palabras. "Se abrirán vuestros ojos y seréis como dioses": no les promete igualdad divina con estas palabras; no dice: "Seréis dioses": eso habría aparecido manifiestamente falso e increíble, ya que es imposible; sino que afirma que por comer del árbol alcanzarían una cierta semejanza con Dios en conocimiento y sabiduría. "Seréis como dioses, conocedores del bien y del mal": no porque ellos no fueran sabios y enseñados por Dios, por la ley tanto de la naturaleza como de la gracia, en el conocimiento del bien y del mal; sino porque este conocimiento es mucho más perfecto en los ángeles y perfecto en grado sumo en Dios, quien es la verdad suprema; y por esto el diablo se preocupó de excitar en ellos un apetito desordenado por el conocimiento de aquellos que sabían más profundamente y entendían y penetraban todas las cosas más perspicaz y agudamente, incluso las más ocultas: "Seréis," dice, "como dioses, conocedores del bien y del mal."

La palabra usada es ambigua: אלהים (Elohim), que puede referirse tanto a Dios mismo como a los ángeles; y así: "Seréis conocedores del bien y del mal, como Dios, o como ángeles," o ciertamente, como lo tradujo muy correctamente el Intérprete Caldeo: "Seréis grandes sabios entre el bien y el mal, buscando sabiamente todas las cosas tanto buenas como malas." Dice: "Estáis contentos con vuestra suerte y con los bienes y dones recibidos: aunque hay muchas cosas mucho más valiosas, amplias y excelentes, que no tenéis ni deseáis, porque no las conocéis, ni los ojos de vuestra mente están abiertos para verlas y entenderlas; ni conocéis tampoco el mal, pues no lo percibís, ya que Dios os envidia, ni os ama ni os aprecia mucho; pues podría haberos dado cosas mucho mayores, más valiosas y amplias, y no quiso. Envidia porque no quiso que conocierais aquellas cosas que son más dignas de ser conocidas, del modo en que él y los ángeles las conocen; ni quiso compartir lo que no le interesaba en absoluto retener; y para que no podáis conocer ni aquellos bienes más amplios que os negó y retuvo, ni aquellos males, debido a los cuales os los negó, - es decir, por teneros envidia y malicia y una mala disposición hacia vosotros - prohibió que comierais del fruto de este árbol, que tiene gran poder para entender el bien y el mal, tal como yo también conozco, ya que comí de él y ahora os cuento lo que aprendí comiéndolo. Además, de manera maliciosa y falsa, os amenazó con la muerte si comíais de él, para asustaros; lo cual hizo por envidia, pues sabe que el día que comáis de él, se abrirán vuestros ojos y seréis como ángeles y naturalezas intelectuales, quienes conocen todas las cosas con gran perspicacia, como yo, conociendo el bien y el mal. Y no es verdad en absoluto que si coméis de él moriréis: pues yo, que subí a este árbol, muchas veces comí de él, como ahora como - según la opinión de los hebreos, - y no he muerto; sino que por comer de este árbol adquirí gran conocimiento del bien y del mal, como podéis ver que tengo. Así, no moriréis por comer de él, sino que adquiriréis el conocimiento del bien y del mal."

Estas son las palabras que aquel tentador malvado y serpiente astuta, siempre mentirosa, dijo a la mujer; con las cuales encendió grandemente el ánimo de la mujer para desear ese tipo de conocimiento más elevado. Pues ella creyó en las palabras de la serpiente, de donde sigue:

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