- Tabla de Contenidos
- PORTADA Y DEDICACIÓN
- PROEMIO
- PRIMERA DISERTACIÓN SOBRE LOS ESQUEMAS Y TROPOS DE LA SAGRADA ESCRITURA
- SEGUNDA DISERTACIÓN SOBRE LOS ESQUEMAS, ESTO ES, LAS FIGURAS DE LOCUCIÓN
- TERCERA DISERTACIÓN DE LOS ESQUEMAS DE LAS ORACIONES
- CUARTA DISERTACIÓN SOBRE EL MÚLTIPLE SENTIDO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS
- QUINTA DISERTACION DE LA CREACIÓN DEL MUNDO EN EL TIEMPO
- SEXTA DISERTACIÓN SOBRE LOS PRINCIPIOS DE LAS COSAS
Versículos 2 - 3.
Texto hebreo: Y dijo la mujer a la serpiente: De los frutos de los árboles del jardín comemos, pero del fruto del árbol que está en medio del paraíso, dijo Dios: No comáis de él, ni lo toquéis, para que no muráis.
El Intérprete Caldeo tiene esto casi igual. Sin embargo, traduce: “ni lo toquéis” como: “Y no os acerquéis a él, para que no muráis.”
La mujer verdaderamente mostró con su respuesta que había prestado oído y asentimiento a las engañosas palabras de la serpiente astuta y taimada. Movida por una cierta elevación de la mente a partir de las palabras de la serpiente mortal, le disgustó estar sujeta al mandato de no comer del árbol prohibido por Dios, aunque su naturaleza era más excelsa que la de todos los demás árboles del jardín. Por lo tanto, olvidando casi la potestad y dominio divino, al responder a la serpiente, a la que debería haber despreciado, ni reconoció a Dios como su Señor, ni que todo lo que él mandara le fuera justamente impuesto. Dijo “Dios”, no “Señor Dios”; tampoco dijo “mandato de Dios”, que le fue impuesto, sino “dicho”, siguiendo la persuasión de la serpiente. Pues dijo, según la Verdad Hebrea: “Dios dijo”, no “mandó”. Luego, mostrando que le desagradaba como algo muy duro y no justamente mandado, lo agravó; pues dijo: “Y que no lo toquemos”, lo cual ciertamente Dios no mandó; prohibió comer, no tocar; pero la mujer añadió por su desagrado hacia el mandamiento. Pues quien refiere algo impuesto que no le agrada mucho, de lo cual se horroriza más, siempre busca agravarlo para mostrar que no es justo ni equitativo. A menos que digamos que al prohibir Dios que comieran, por el peligro podría parecer que prohibió que tocaran, como algo que conducía a la transgresión de su mandamiento.
Sin embargo, esto no parece explícito en el mandamiento que Dios les prohibió; sino que la mujer lo agravó como indebido e injusto; lo cual también se puede ver porque dudó de la pena de su transgresión, pues dijo: “para que no muramos”; lo cual ciertamente Dios dijo de manera absoluta y no bajo duda: “En cualquier momento que comieres de él, morirás.”
Pero ella, porque el mandamiento recibido de Dios, por la sugerencia del diablo, le desagradaba, lo consideró indebido e injusto; y, ya engañada, dudó también de la pena de su transgresión. Viendo esto la serpiente, entonces añadió: