- Tabla de Contenidos
- PORTADA Y DEDICACIÓN
- PROEMIO
- PRIMERA DISERTACIÓN SOBRE LOS ESQUEMAS Y TROPOS DE LA SAGRADA ESCRITURA
- SEGUNDA DISERTACIÓN SOBRE LOS ESQUEMAS, ESTO ES, LAS FIGURAS DE LOCUCIÓN
- TERCERA DISERTACIÓN DE LOS ESQUEMAS DE LAS ORACIONES
- CUARTA DISERTACIÓN SOBRE EL MÚLTIPLE SENTIDO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS
- QUINTA DISERTACION DE LA CREACIÓN DEL MUNDO EN EL TIEMPO
- SEXTA DISERTACIÓN SOBRE LOS PRINCIPIOS DE LAS COSAS
Versículo 11
Texto hebreo: ¿Quién te ha indicado que estabas desnudo? ¿Acaso has comido del árbol del cual te mandé que no comieras?
Todavía parece que Dios exige al hombre que confiese su pecado, para que mereciera recibir perdón. ¿Quién, dijo, te ha anunciado que estabas desnudo? Pues antes también estabas desnudo y no te avergonzabas. ¿Qué es ahora lo que te cubre con tanta confusión y vergüenza por tu desnudez? ¿Qué ha abierto tus ojos para que te reconozcas desnudo con vergüenza y confusión máxima? ¿Acaso has comido del árbol del cual te mandé que no comieras? Porque de otro modo no podría haberte sucedido esto. ¿Acaso has transgredido mi precepto?
Esta parece ser la interpretación del texto hebreo, ya que Dios quería, con sus palabras, extraer de Adán una humilde confesión de su delito; pues no le acusa de su acto como si lo desconociera, aunque bien conoce el hecho; sino que le pregunta si lo ha hecho. No dice, dando la causa de su desnudez: "Porque has comido del árbol del cual te mandé que no comieras"; sino: "¿Acaso has comido del árbol del cual te mandé que no comieras?" No afirma, sino que pregunta, para que el hombre confesara con su propia boca su pecado; por medio de esa confesión merecería recibir el perdón, y reconociendo su culpa, aceptaría humildemente la penitencia impuesta por Dios y se sometería a Él. ¡Cuán insistentemente desde el principio Dios exigió la humilde confesión de los pecados del hombre, y cuán maravillosamente Dios se complace en ese género de humillación! El hombre responde a la interrogación divina, percibiendo lo que Dios exigía.