Versículo 8

Texto hebreo: Y oyeron la voz del Señor Dios caminando en el jardín al viento del día, y Adán y su esposa se escondieron de la presencia del Señor Dios entre los árboles del jardín.

El Targum caldeo traduce: Al descanso del día; la Septuaginta: Cerca del atardecer; algunos hebreos: Al respiro del día.

Los doctores hebreos interpretan este lugar de diversas maneras. Aben Ezra atribuye este paseo a la voz de Dios, como se dice: "Su voz caminará como una serpiente"; y: "La voz de la trompeta caminando", etc. También relata que el Rabino Jonás dijo que Adán mismo caminaba por el jardín. El Rabino Salomón, sin embargo, lo refiere a Dios, que caminaba en el jardín. También explica "al viento del día" como si fuera el viento, porque el sol se había puesto. El Rabino Jonás: "Al respiro del día", es decir, en el tiempo de la respiración y refrigerio del día, es decir, el refrigerio del aire. El Rabino David Kimchi dice que también puede explicarse: al viento soplando, es decir, en el tiempo en que declina el día, cuando sopla el viento.

Nosotros, sin embargo, lo exponemos así. Y cuando oyeron la voz del Señor Dios. No se debe pensar que lo que se dice aquí del Señor Dios debe entenderse según la Divinidad. Porque Dios no tiene cuerpo, de modo que a través de órganos e instrumentos emita un sonido articulado de la voz, para que lo que dice pueda ser entendido por nosotros; ni tampoco tiene pies, para que camine y mueva un cuerpo de un lugar a otro; ni está contenido en un lugar, para que, al caminar, esté ahora donde no estaba antes, ya que abarca y llena todo lugar, para que en ninguna parte falte su presencia. Por lo tanto, esa locución y paseo de Dios no deben entenderse según la forma de la deidad, sino que es completamente creíble que se hizo en alguna similitud creada representando a Dios y que en ella Dios habló al hombre por medio de un ángel; así como leemos que apareció y habló a Abraham y a Moisés y a muchos otros. Así, en esa forma y similitud, Dios caminando por el paraíso al aire de la tarde, habló al hombre por medio de un ángel, con voz articulada y externamente perceptible en cuerpo asumido; pero por sí mismo habló interiormente en la mente a través de la inspiración interna.

Vino Dios a ellos al aire de la tarde, lo cual significa un viento suave que, al inclinarse el sol, suele soplar dulcemente para recrear del calor; por lo que correctamente se tiene en hebreo: "Al viento del día", o "al respiro del día", que, porque ya suele ocurrir al inclinarse el día, por eso el Intérprete Caldeo lo traduce como "al descanso del día", y la Septuaginta, "al atardecer" o "cerca del atardecer". Pues algunos creen que Adán cometió el pecado alrededor del mediodía, a la misma hora en que Cristo fue levantado en la cruz para eliminarlo. Por tanto, Dios vino a ellos cerca del atardecer y la inclinación del día, cuando ya el sol de la gracia y la luz divina se habían puesto, y ya estaban en las tinieblas del pecado y la miserable confusión. Pero vino con un viento apacible, no con furia y venganza, sino pensando pensamientos de paz, para liberarlos de las tinieblas del pecado y devolverles la luz divina y la gracia perdida.

Pero dado que la conciencia herida hace al hombre tímido, al sentir Adán la llegada de aquel a quien sabía que había ofendido gravemente, Adán y su esposa se escondieron de la presencia del Señor Dios entre los árboles del paraíso; lo cual no debe entenderse de la verdadera presencia de Dios, porque nadie puede esconderse de él: sino ciertamente de esa presencia de la semejanza en la que Dios solía aparecerle y hablarle a través de un ángel. Porque huían y se escondían de aquel cuya llegada sentían. Sin embargo, es muy probable que yo crea que en esa forma apareció al hombre, con aquel viento suave y apacible, en el cual, misericordioso y clementísimo, venía para redimir y salvar al hombre. Ellos mismos oían la voz de Dios desde fuera, llamándolos, y también sentían a Dios internamente en su conciencia, reprendiéndolos y mostrándoles el castigo merecido ante sus ojos, provocándolos al arrepentimiento saludable, para que implorando misericordia de él la obtuvieran. Se escondieron entre los árboles, es decir, entre las frondosas arboledas del paraíso, buscando huir de aquel que venía a ellos sensiblemente. Pero el clementísimo Dios los siguió, movido por misericordia hacia ellos:

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