Versículo 3

Texto Hebreo: Y dijo el Señor: No juzgará mi espíritu en el hombre para siempre, porque él también es carne; y sus días serán ciento veinte años.

El alma del hombre, según el Beato Job, se llama espíritu de Dios: Mientras haya aliento en mí y el espíritu de Dios en mis narices.

Parafrasista Caldeo

Y dijo el Señor: Esta generación mala no permanecerá en mi presencia para siempre, porque ellos son carne y sus obras son malas; se les dará un plazo de ciento veinte años para que quizás se conviertan o se arrepientan.

El Tárgum de Jerusalén

Y la palabra del Señor dijo: Las generaciones que surjan después de esta generación del diluvio no serán juzgadas para que perezcan, sean destruidas y exterminadas. ¿Acaso no he dado mi espíritu en los hombres, porque ellos son carne? Y sus obras son buenas, y sus obras son malas. He aquí que les he dado un plazo de ciento veinte años, para que quizás se arrepientan, o no se arrepientan.

El Texto Griego concuerda con el nuestro.

Diversos Expositores

Diversos expositores, tanto nuestros como hebreos, han explicado este pasaje. Sin embargo, en el Texto Hebreo hay una palabra ambigua, de donde proviene toda la diversidad. Pues יָדוֹן, esa voz puede provenir de la raíz דון y tener dos sentidos: No juzgará, o luchará, o reñirá mi espíritu: דון significa juzgar, reñir, luchar y contender; pero puede no obstante derivarse de נֶדֶן, que significa vaina, y ser יָדוֹן en lugar de יִדּוֹן, y el hannach en lugar de daghes, como es יִגַּשׁ, de נגש.

Interpretaciones de los Rabinos

El Rabino Salomón, según el primer significado de la palabra, explica el pasaje así: “No luchará ni se agitará mi espíritu dentro de mí para siempre por causa del hombre, para que no lo destruya, sino que tenga misericordia”. Pero el Rabino José Kimchi: “No luchará ni contenderá mi espíritu superior, que insuflé en el hombre, para siempre con el cuerpo, que sigue los placeres animales y brutales, que aquel de ninguna manera sigue”. Otros lo interpretan de diferentes maneras, de las cuales no vale la pena detallar cada una de las exposiciones.

Nuestra Explicación

Nos, por tanto, explicamos este pasaje de la siguiente manera: No permanecerá mi espíritu, según el segundo significado de la palabra: no se alojará; pues por espíritu entendemos el alma racional, que Dios insufló en el hombre formado... y el hombre se convirtió en un ser viviente. Se dice: Mi espíritu, por la creación especial: pues no todas las almas fueron creadas juntas desde el principio, ni emanan de la primera [alma] por transmisión, como todos los cuerpos humanos se derivan del primer cuerpo del hombre a través de la generación; sino que, al ser formado el cuerpo humano en el útero de la madre a partir de la semilla del hombre y la mujer, y dispuesto con una organización adecuada, el alma es creada e infundida por Dios sin intermediario, y se convierte en hombre, y el cuerpo es como la vaina del espíritu humano, que en él está contenido como una espada en su vaina. Sin embargo, nuestro Intérprete ha expresado esto de manera más concisa y con un estilo más libre, diciendo: No permanecerá mi espíritu en el hombre. Pero aquí se debe entender hombre como allí: Y formó el Señor Dios al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente. Para siempre, dice, es decir, por un tiempo muy largo, ya que hasta este momento los hombres vivían poco menos de mil años. Porque es carne: es decir, porque abusan de ese espíritu celestial que yo insuflé y consumen su vida como si estuvieran rodeados solo de carne y carecieran de alma, dedicándose completamente a las obras carnales; porque son hombres carnales, que no comprenden las cosas de Dios: aunque yo creé un alma racional para que me reconociera y entendiera como el bien supremo: para que al entenderme, me amara y me poseyera, y finalmente pudiera disfrutarme. Sin embargo, ellos, ni reconociéndome a mí, ni a cualquier cosa mía, ni queriendo reconocerlas, sino blasfemando más bien, corrompiéndose en todo lo que conocen como animales brutos: guiados y dirigidos por afecciones carnales y sentidos, viven como bestias. Por lo tanto, al abusar tanto de ese espíritu celestial, parece que recibieron el alma racional en vano, contentos solo con lo brutal y siempre ocupados y dedicados a sus obras, no permanecerá ese espíritu mío en el hombre para siempre.

Pero dado que la salvación aún no está completamente desesperada - pues son hombres y aún pueden arrepentirse como deben - para que, dejando la impiedad y su mal camino, se conviertan a mí y hagan justicia y rectitud y no perezcan, sus días serán ciento veinte años, en los cuales podrán arrepentirse de sus pecados si lo desean. Pues pueden, ya que tienen razón, con la cual pueden discernir lo que es bueno y debe hacerse y lo que es malo y no debe hacerse: y voluntad, con la cual pueden lamentar los males cometidos y evitar cometerlos nuevamente. Pues ese espíritu mío que está en ellos aún permanece como juez en ellos, capaz de juzgar lo que es recto en el tribunal de la conciencia: aún esa chispa de συντήρησις de la conciencia lucha y combate contra los males, siempre deseando y esforzándose por mantenerse inmune e inmaculada del pecado, y nunca puede extinguirse, siempre murmura contra el mal; pues los violadores y corruptores de almas, los demonios, no pueden corromperla. De aquí proviene la disputa desgarradora y torturadora, más amarga de lo que se puede imaginar, del alma pecadora infeliz y miserable, como un gusano muy doloroso que siempre pica, muerde y roe continuamente y nunca muere; pues ese instinto natural, esa chispa de razón, ese ápice de la mente, siempre aborrece y detesta el mal, y siempre συντήρησις empuja hacia el amor de Dios y el bien; sin embargo, la voluntad reprobada, depravada y corrupta por los placeres perversos, resiste con todo el esfuerzo de su odio. Depende de su propia deliberación si desean alejarse del mal y arrepentirse de sus pecados y hacer el bien; yo les doy un período de ciento veinte años; si durante ese tiempo no se arrepienten de sus males, perecerán en el diluvio.

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