- Tabla de Contenidos
- PORTADA Y DEDICACIÓN
- PROEMIO
- PRIMERA DISERTACIÓN SOBRE LOS ESQUEMAS Y TROPOS DE LA SAGRADA ESCRITURA
- SEGUNDA DISERTACIÓN SOBRE LOS ESQUEMAS, ESTO ES, LAS FIGURAS DE LOCUCIÓN
- TERCERA DISERTACIÓN DE LOS ESQUEMAS DE LAS ORACIONES
- CUARTA DISERTACIÓN SOBRE EL MÚLTIPLE SENTIDO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS
- QUINTA DISERTACION DE LA CREACIÓN DEL MUNDO EN EL TIEMPO
- SEXTA DISERTACIÓN SOBRE LOS PRINCIPIOS DE LAS COSAS
Versículos 4 - 5
Texto Hebreo: Porque dentro de siete días haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches, y destruiré toda cosa existente que he hecho de la faz de la tierra. Y Noé hizo conforme a todo lo que el Señor le había mandado.
Paráfrasis Caldea: Porque dentro de un período de siete días haré llover sobre la tierra, etc.
Muchos dicen que estos siete días faltaban para completar el período de ciento veinte años desde que el Señor amenazó con el diluvio al mundo, y una vez cumplidos, comenzó el gran cataclismo.
Otros dicen que estos días fueron concedidos por Dios más allá de ese período debido al duelo por Matusalén, que murió el año del diluvio; porque, ya que prevalecía en justicia durante su vida, Dios no quiso que pereciera en la inundación, sino que muriera la muerte de los justos. Así, después de su muerte, Dios concedió estos siete días en su honor para que se cumpliera su luto funerario.
Yo, sin embargo, pienso que Dios esperó otros siete días para traer el diluvio por otra razón, porque la misericordia de Dios no tiene número y su tesoro de bondad es infinito. Predijo esta calamidad universal y la destrucción total de los hombres ciento veinte años antes de que ocurriera, para hacer que esos hombres impíos se corrigieran y se arrepintieran, y para tener misericordia de ellos; predijo que la destrucción estaba cerca, para apartarlos del mal por el temor de tan gran calamidad. Pero ellos no desistieron de su maldad, sino que la aumentaron; pero el Dios misericordioso todavía se compadece. Pues los hombres por su propia naturaleza tienden a ser negligentes cuando el castigo es incierto o está muy lejano; pero cuando saben que las cosas que pueden ofender están cerca, cuando la opresión está cerca de las puertas, cuando la tribulación está ante las puertas, se humillan y muestran gran conversión.
Así ocurrió con los ninivitas, cuya maldad había llegado ante Dios no menos que la de ellos; pues cuando oyeron que dentro de cuarenta días Nínive sería destruida, se humillaron, dejaron de cometer malas acciones, hicieron penitencia por lo pasado con ayuno, ceniza y cilicio, desde el mayor hasta el menor, extendiendo lo que pertenecía a la penitencia incluso a los animales, para atraer la misericordia del Señor hacia ellos; no desesperaron de la misericordia en tan breve intervalo de tiempo: sino que aterrorizados por el temor de la inminente destrucción, se apartaron de su mal camino y de la iniquidad que estaba en sus manos, porque: ¿Quién sabe si Dios se volverá y se arrepentirá, y se apartará del furor de su ira, y no pereceremos? Y el misericordioso Dios vio sus obras y en ese brevísimo intervalo de tiempo se aplacó con esa momentánea penitencia, y se compadeció de ellos.
Esto también intenta Dios aquí; predice siete días antes, con la esperanza de que, por el miedo y el terror de una calamidad tan grande y de la mayor destrucción predicha para el séptimo día, aquellos hombres se humillaran, y desistiendo de sus malas acciones, aplacaran a Dios con una humilde penitencia y atrajeran hacia ellos la misericordia de Dios; pues también tenían a Noé, el pregonero de la justicia, quien de acuerdo con la sentencia de Dios, predicaba la amenaza divina del diluvio e instaba a todos a arrepentirse. Y así: Yo aún haré llover después de siete días: siete días más, dice, quiero esperar misericordiosamente para que se arrepientan: pues les son suficientes para lavar y borrar los pecados cometidos, si quisieran arrepentirse de corazón; pero si no quisieran, entonces comenzaré a llover sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches.
Ciertamente, podría haber hecho caer toda la lluvia en un solo día, e incluso en un solo momento; pero lo hace deliberadamente, queriendo al mismo tiempo infundir temor y brindar la ocasión para que pudieran escapar del castigo que estaba en las puertas. Pues incluso si cuando comenzara la lluvia para su destrucción, se hubieran arrepentido, la ira del Señor se habría aplacado; como cuando la ira del Señor se encendió contra los hijos de Israel y un gran fuego salió del Señor y comenzó a devorar los extremos del campamento: y Moisés oró al Señor y el fuego se extinguió. Nuevamente, cuando Dios quiso destruirlos y ya había salido la ira del Señor y la plaga estaba asolando, Aarón corrió al medio de la multitud, que el incendio estaba devastando, y colocándose entre los vivos y los muertos, ofreció incienso e intercedió ante el Señor, y la plaga cesó. De la misma manera, si también en este caso, habiendo salido la ira del Señor y comenzando ya la plaga, se hubieran arrepentido de corazón y hubieran pedido misericordia, ciertamente no se les habría negado. Pero como no se arrepintieron en absoluto, fueron destruidos.