Versículos 14 - 15

"Dijo también Dios: Haya luminarias en el firmamento del cielo, que separen el día de la noche, y sirvan de señales para las estaciones, los días y los años, y que alumbren en el firmamento del cielo para iluminar la tierra." Y así fue.

En hebreo: וַיֹּאמֶר אֱלֹהִים יְהִי מְאֹרוֹת בִּרְקִיעַ הַשָּׁמַיִם לְהַבְדִּיל בֵּין הַיּוֹם וּבֵין הַלָּיְלָה וְהָיוּ לְאֹתוֹת וּלְמוֹעֲדִים וּלְיָמִים וְשָׁנִים. וְהָיוּ לִמְאוֹרוֹת בִּרְקִיעַ הַשָּׁמַיִם לְהָאִיר עַל־הָאָרֶץ וַיְהִי־כֵן. (Vayomer Elohim yehi me'orot birqia hashamayim lehavdil bein hayom uvein halayla vehayu le'otot ulemo'adim ulyamim veshanim. Vehayu lime'orot birqia hashamayim leha'ir al-ha'aretz vayhi-ken).

En caldeo: וַאֲמַר יי יְהוֹן נְהוֹרִין בְּרָקִיעַ שְׁמַיָּא לְאַפְרָשָׁא בֵּין יוֹמָא וּבֵין לֵילְיָא וִיהוֹן לְאַטִּין וּלְמוֹעֲדִין וּלְיוֹמִין וּלְשָׁנִין. וִיהוֹן לִנְהוֹרִין בְּרָקִיעַ שְׁמַיָּא לְאָן עַל־אַרְעָא וַהֲוָה כֵּן. (Va'amar YY yehon nehorin biraqia shemaya le'afrasha bein yoma uvein lelya viyehon le'atin ulemo'adin ulyomin uleshanein. Viyehon linehorin biraqia shemaya le'an al-ara vahava ken).

El rabino Aben Ezra dice que la expresión יהי (yehi) es יהיה (yihye), ya que significa plural y también se usa para singular y plural, incluso femenino, como en: "Si fuere niña virgen", etc. El rabino Salomón interpreta este pasaje diciendo que “las luminarias ya fueron creadas el primer día, y el cuarto día se ordenó que se suspendieran en el firmamento; y así, toda la generación del cielo y la tierra fue creada el primer día, pero cada cosa fue establecida en su día, según fue decretado sobre ellas. Y esto es lo que está escrito: השמים את (et hashamayim): para multiplicar sus generaciones, y את הארץ (et haaretz): para multiplicar sus generaciones”. Dice también que “en la palabra: מארת (meorot), falta la letra ו (vav), porque es día de maldición, para que caiga plaga en los niños: por eso ayunan el cuarto día por la plaga, para que no caiga en los niños.”

"Para separar el día de la noche": dice que esto se hizo “para reponer la primera luz; pero en los primeros siete días sirvieron la luz y las tinieblas primeras: esto en el día y esto en la noche. Y sirvan de señales: cuando las luminarias se eclipsan es un mal signo en el mundo, como se dice: 'No teman a las señales del cielo'; y haciendo así la voluntad de Dios no era necesario, pero se debe temer por el castigo. Y para las estaciones establecidas: por el futuro, porque Israel sería quien ordenara las estaciones establecidas, o festividades, y se numeran según el plenilunio. Y días: el sol sirve a la mitad del día, y la luna a la otra mitad: he aquí el día completo. Y años: al final de los trescientos sesenta y cinco días completan su curso o trayectoria en los doce signos de sus planetas, y es el año; y además sirven para iluminar el mundo”.

Hasta aquí la interpretación de estas palabras del rabino Salomón. Aben Ezra, por su parte, explica este pasaje primero: "En señales de los puntos y en tiempos establecidos de las horas; y se ajusta a que sean señales sobre el eclipse del sol y la luna y la variabilidad de las estrellas, porque estas estrellas son la causa de la similitud o del signo que se ve"; y sobre la palabra למארת (lmeorot) dice que "ל (l) es una letra añadida y superflua y no dice nada". Explicando sobre el firmamento, menciona la opinión del Rabino Sepharaddi. Dice que "el sabio grande Sepharaddi afirmó que el firmamento se divide en ocho partes: en siete estrellas y la esfera de los signos". Sin embargo, él no aprueba esta opinión; dice que esto no cuadra "porque no hay cuerpo sobre la esfera de los signos. Y he aquí que la Escritura dice: En el firmamento del cielo, para enseñar que hay cielo sobre él; y así: los cielos de los cielos; y: Para cabalgar sobre los cielos de los cielos de oriente; y קדם (kedem) en este lugar no es oriente, es decir, evidente. Y Gaon el Rabino Saadia — memoria del justo en bendición — rechazó esta opinión; y lo recto a mis ojos es que el sol, la luna y todas las estrellas son luminarias en el firmamento, porque allí se ven". Así, Aben Ezra sostiene que el firmamento es el aire, como explicó anteriormente.

Nosotros, sin desviarnos del camino de los Santos, interpretamos este pasaje de la siguiente manera: “Haya luminarias en el firmamento del cielo”, es decir, los cuerpos del sol, la luna y las estrellas, que sean vehículos primarios de aquella luz creada el primer día, pues, como explicamos anteriormente de San Basilio y Damasceno, una luminaria es el vehículo de la luz. Por lo tanto, las luminarias fueron constituidas el cuarto día a partir de esa primera luz que hacía el día y la noche, con partes condensadas en una mayor densidad: pues una estrella es la parte más densa de su esfera. Esto se hizo con la mano divina, es decir, con su poder, en forma de receptáculos de la luz primaria.

Estas luminarias fueron creadas, al igual que todas las cosas, para la máxima gloria de Dios, pues el Señor hizo todo para sí mismo, pero especialmente para la conveniencia y utilidad del hombre; no para que el hombre las adore, sino para que le sirvan y asistan. Por eso la Escritura dice: "No sea que, alzando tus ojos al cielo, veas el sol, la luna y todas las estrellas del cielo, y te extravíes y las adores y sirvas, las cuales el Señor tu Dios ha creado para servicio de todas las naciones." Por lo tanto, aquí Moisés describe las funciones y servicios de las luminarias. Primero: para dividir el día y la noche. El sol hace el día llevando la luz consigo, y, como dice San Basilio, no se equivocaría quien dijera que el día es el aire iluminado por el sol, o la cantidad de tiempo en que el sol se mueve sobre la tierra en nuestro hemisferio; por eso el sol fue creado para gobernar el día, y la luna y las estrellas para gobernar la noche. Y aquí noche no significa oscuridad o privación de la luz solar, como en el primer día fue la noche: porque esa noche la causaba la privación de la luz solar; pero aquí entendemos algo positivo con la palabra noche, ya que tiene sus luminarias, que fueron hechas para gobernar la noche, por las cuales hay noche: y adquiere ciertas cualidades a través de esas luminarias, para servir a la vida humana. No siempre puede trabajar el hombre, sino que en algún momento debe descansar, y el tiempo en que sus miembros se alivian con un sueño tranquilo y sus sentidos se refrescan, lo proporciona la noche, después de que el día haya dado el tiempo para trabajar. Este es, pues, el primer oficio de las luminarias.

El segundo es: porque a través de ellas muchas veces se significan cosas como lluvias, cielos despejados, calores, vientos y otras cosas de este tipo, que se efectúan por ellas, lo que tanto los agricultores como los marineros y los médicos conocen y experimentan en su mayoría: y esto es lo que se dice: "Y sean en señales". Muchos entienden lo que se dice: "Sean en señales y tiempos" como un hendíadis, es decir, en señales de los tiempos, como refiere San Agustín.

El tercer oficio de las luminarias es la variación de los tiempos, como se menciona: "Y sean para tiempos". Aquí, el tiempo no se entiende como lo definen los físicos, es decir, como el número y la medida del movimiento, sino que algunos dicen que se entiende el tiempo según las variaciones naturales, causadas por la posición e influencia de los astros. Es diferente el tiempo del día al de la noche; por eso requiere variedad de trabajo, como la mañana y la tarde, así también un día es diferente de otro: un mes es diferente de otro: una luna nueva es diferente de una menguante; y por estas diferencias el año se divide en primavera, verano, otoño e invierno. Esta variación de los tiempos la causan las luminarias mismas por su acercamiento y alejamiento de nuestro hemisferio hacia los solsticios, ya sea de invierno o de verano.

Esta es casi toda la explicación de este pasaje, que no me atrevo a desaprobar, pues se sostiene en la autoridad de hombres muy doctos y santos, cuya habilidad y santidad siempre debemos admirar. Sin embargo, la Verdad Hebrea parece presentar otra comprensión de este pasaje; donde nuestra Lectura dice: "Para tiempos", allí se lee: ִדים ﬠֲ וְֹלמ וּ (ulmo'adim). Esa palabra no significa el tiempo mencionado anteriormente, pues esto se entiende mejor en la siguiente parte que dice: "Para días y años"; sino que aquí se refiere a días establecidos y solemnes llamados מועדים (mo'adim), que los hebreos dicen así por la convocatoria y la advertencia, o más bien por la reunión de la congregación para celebrar fiestas divinas, de la palabra יעד (ya'ad), que designa la reunión y la constitución del tiempo para celebrar consejos sagrados. Estos días se mencionan con mucha frecuencia en las Escrituras Sagradas, y el sol y la luna son sus indicadores; pues tales días se celebran y se repiten según el curso del sol y la luna. Por lo tanto, el primer tipo de tiempo en hebreo se llama: עת (et); y el segundo: מועד (mo'ed), o ָמן ְז (zman), como también lo tiene el texto caldeo. Los Setenta tampoco traducen aquí: χρόνους (chronous), que significa tiempo, sino: καιροὺς (kairous), que es la oportunidad y ocasión para hacer bien las cosas, lo que algunos llaman ἄνθος τοῡ χρόνου (anthos tou chronou), es decir, la flor del tiempo, que es la más selecta y oportuna.

El cuarto oficio de las luminarias es la variedad de los tiempos, por la cual se miden los tiempos temporales y su duración y permanencia; y esto es lo que se añade: "Y para días y años"; pues los días se forman y se distinguen manifiestamente por la revolución de las luminarias, y se multiplican en números. Pero también para contar los años, el sol y la luna están constituidos como principales. Pues la luna, cuando ha completado su curso doce veces, constituye el año, excepto el mes intercalar, que a menudo parece necesario para un cálculo exacto del tiempo; como los hebreos, en tiempos muy antiguos, y los más antiguos de los griegos, medían el año. Pero el año solar es cuando el sol, con su movimiento, vuelve al mismo punto o signo de donde partió.

Finalmente, el quinto oficio de las luminarias es iluminar sobre la tierra; lo que también contribuye tanto para adquirir conocimiento visual de muchas cosas a través de los ojos como para dirigir las diversas acciones y negocios de los hombres, que sin luz no podrían llevarse a cabo. Esto es lo que se añade: "Para que iluminen sobre la tierra". Y así fue; pues todo, como fue ordenado, nunca dejó de cumplirse.

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