Versículo 22

"Todos los días de la tierra, siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, noche y día no cesarán."

Texto Hebreo: "Hasta todos los días de la tierra, siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, día y noche no cesarán."

Este es el pacto y las leyes que Dios estableció desde el principio entre el cielo y la tierra, el día y la noche; pero este pacto se rompió en el tiempo del diluvio por causa de los impíos, y estas palabras lo indican. Pero ahora Dios promete a Noé que restablecerá ese pacto para que nunca más en el futuro estos ciclos falten.

Aquí, los hebreos distinguen seis estaciones del año: tiempo de siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, asignando dos meses a cada una. Dicen que el tiempo de siembra es desde mediados de septiembre hasta mediados de noviembre, y de ahí comienza el tiempo de frío hasta mediados de enero; luego, hasta mediados de marzo es el tiempo de invierno; desde este tiempo hasta mediados de mayo es el tiempo de la cosecha; después de este tiempo sigue el verano hasta mediados de julio; y finalmente, hasta mediados de septiembre es el tiempo de calor y fuerte calor. Sin embargo, sus meses no siempre coinciden con los nuestros; pero su marzo coincide en parte con nuestro marzo y en parte con abril y, en su mayoría, más con abril.

Nosotros, sin embargo, asignamos solo cuatro estaciones del año: primavera, verano, otoño e invierno. Y la primavera comienza con Aries hasta Cáncer; luego, el verano hasta Libra; desde Libra comienza el otoño hasta Capricornio; y desde allí el invierno hasta Aries, donde comienza la primavera. Durante estas estaciones del año se realizan la siembra y la cosecha, el frío y el calor: frío en invierno, calor en verano: en otoño la siembra, en primavera la cosecha.

Dios promete que estas cosas nunca cesarán hasta el fin del mundo; la noche y el día, por orden divina, persistirán alternándose hasta el fin del mundo. Todo esto se produce por el movimiento de los astros, que fueron puestos como señales para estaciones, días y años, por lo que se dice que Dios estableció una ley entre el cielo y la tierra, que nunca cesará.

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