Versículos 13 - 14

Texto hebreo: Y dijo Caín al Señor: "Grande es mi maldad, más que para perdonarla o soportarla. He aquí que hoy me echas de la superficie de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré móvil y errante en la tierra: y será que cualquiera que me encuentre me matará".

Intérprete caldeo: "Grande es mi iniquidad más que para ser perdonada. He aquí que me echas de esto y no podré esconderme de tu vista", etc.

Targum de Jerusalén: Y dijo Caín ante el Señor: "Muchas son mis iniquidades para soportarlas. Sin embargo, es posible que ante tu vista sea dejado y perdonado".

La edición griega de la Vulgata dice: "Mi delito es mayor que para ser perdonado; si hoy me echas de la faz de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré gemidor y tembloroso sobre la tierra".

En el texto hebreo hay dos palabras ambiguas, que han sido la causa de gran diversidad entre los intérpretes. Estas son: עוני (avoní) y נשא (nashá); la primera palabra עון (avón) significa iniquidad, es decir, culpa, y también pena y aflicción infligida por la culpa; así como entre nosotros pecado significa culpa y también reato de pena y sacrificio y aflicción por el pecado, como leemos en el Apóstol: "Aquel que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuéramos justicia de Dios en él". Dijo, hizo pecado, es decir, ofrenda por el pecado en pena del pecado. Así, en efecto, esa palabra frecuentemente significa culpa; más a menudo, sin embargo, significa pena por culpa y castigo. De manera similar, la segunda palabra muy a menudo significa indulgencia y perdón; pero más a menudo significa soportar, aguantar y elevar.

De acuerdo con esta ambigüedad de las palabras, este pasaje se expone de manera diferente, especialmente por los hebreos. El Rabino Salomón, a partir de las palabras de antiguas tradiciones, expone según los significados anteriores de las palabras: "Grande es mi iniquidad, es decir, mi pecado es tan grande que no podrá ser soportado para ser perdonado, o sea, para ser indulgente con él"; y de acuerdo con esta interpretación, su מנשא (min-nasó) es superfluo. Lee este pasaje con admiración: "¿Acaso es mayor mi iniquidad, que no pueda ser soportada? Tú sostienes lo superior y lo inferior, ¿y no podrás soportar mi pecado?" es decir, perdonarlo y ser propicio.

Sin embargo, el Rabino Abraham [Aben Ezra] tiene una opinión diferente. Aunque "la opinión de casi todos los expositores es que Caín confiesa su pecado y que נשא (nashá) significa סל וח (saláh), es decir, perdonar", él toma esas palabras en otro significado, "para que se entienda que la iniquidad se pone por el castigo y la recompensa del mal que viene por la iniquidad y el pecado; como leemos en Génesis: Porque aún no se ha completado עֲוֹן (avón) la iniquidad, es decir, el castigo de los amorreos; y en 1 Samuel: Si te ocurre una iniquidad, es decir, un castigo": son palabras de Saúl a la mujer pitonisa. Así, dice que este es el significado de esas palabras: "Mayor es mi iniquidad, es decir, mi castigo, que no puedo soportar y aguantar". Ciertamente lo que sigue, según el contexto del discurso, parece más acorde con esta interpretación. He aquí, dice, me echas hoy de la faz de la tierra, etc.

Sin embargo, el Rabino Abrabanel suscribe más a la interpretación anterior y, junto con el Rabino Moisés ben Nahmán, expone así, que efectivamente Caín confiesa y se duele verdaderamente por su gran pecado, que cometió: grande, dice, y grandísima es mi iniquidad, que cometí al matar a mi hermano Abel, más de lo que puedo soportar, es decir, más de lo que puedes perdonarme: porque eres justo, Señor, y justo es tu juicio. Y así, el Rabino Abrabanel expone toda la letra: "He aquí, me echas... de la faz de la tierra, es decir, soy digno de la pena de muerte, no solo de que la tierra me dé un rendimiento escaso: y me esconderé de tu presencia, es decir, no proveerás para mí con providencia especial: o no podré estar en tu presencia para orar y ofrecer oblación y ofrenda, porque me avergonzaré y me sonrojaré, porque arrebaté el tiempo de mi juventud. Y seré vagabundo y errante. Este tercer castigo le fue infligido y quiere decir que su iniquidad es mayor que este castigo incluso. Y finalmente, en forma de oración dice: Ahora, pues, cualquiera que me encuentre, me matará, es decir, que sea tu voluntad que el que me encuentre me mate, y esto será misericordia y expiación de mi iniquidad, porque sin esto no estoy suficientemente castigado".

Esta es la exposición de estos pasajes. Sin embargo, la opinión común de los nuestros es que Caín se lanzó de mal en peor, y añadió pecado a pecado: mató a su hermano, y ahora desespera de la misericordia del misericordiosísimo Dios: dice, mayor es mi iniquidad que pueda ser perdonada, es decir, que Dios no pueda perdonármela con su misericordia.

Nosotros, por lo tanto, exponemos este pasaje de la siguiente manera. Ciertamente, Caín podría, como debería, reconocer el peso de su gravísima culpa a partir de la gravedad y calamidad de los castigos que el justísimo Dios le había impuesto por su pecado, y claramente habría visto que estaba siendo castigado de manera justa y digna. Pues si hubiera ponderado en la balanza de la razón recta la calamidad y el suplicio que sufría, y la culpa por la cual le fueron infligidos, sin duda alguna, esta le habría parecido más grave que los granos de arena del mar. Pero el miserable, por el contrario, lo que es propio de los inicuos que tienen los ojos apartados de Dios, la justicia y la piedad, dirigió toda su atención a la gravedad de los castigos, sin considerar el peso mucho mayor de su culpa. Por ello, acusó a Dios con insolencia y con una frente desvergonzada de injusticia y excesiva crueldad, porque lo había oprimido con la gravedad de los castigos más de lo que era justo y digno, y le había impuesto aflicciones y penas más de lo que podía soportar.

Ciertamente, según el contexto hebreo, este parece ser el sentido genuino del pasaje; y entonces comienza a suplicar por la gravedad del castigo: "He aquí que me echas... de la faz de la tierra: he aquí", dice, "me castigas con un duro exilio; me ordenas salir de la tierra natal y patria conocida, trabajada y muy cultivada; me mandas abandonar la casa del suelo paterno; exiliarme errante y fugitivo por tierras extranjeras. ¿Qué inconvenientes no me seguirán? Pobreza y extrema necesidad, ignominia y desprecio. No solo me privas de la tierra patria o ciertamente me relegas a alguna isla o lugar seguro y fijo: sino que me condenas a una fuga amplia, a un continuo errar, a una peregrinación perpetua, a la privación de residencias fijas y estables. Y este exilio no es temporal, sino eterno, mientras me prive de la luz común. Luego, has ordenado a la tierra que no me dé, aunque cultivada y trabajada en extremo, sus frutos, para que me marchite y consuma en extrema indigencia, pobreza extrema y escasez, hasta desfallecer. Además, me esconderé de tu presencia, es decir, nunca podré presentarme ante tu vista, para ser digno de tu gracia y para suplicarte por mi salvación y ofrecerte oblación y don. Así lo expone el Rabino Moisés ben Nahmán. Otros hebreos dicen: No proveerás para mí con una providencia especial".

Observa, finalmente, que este pasaje puede tener otra interpretación. Pues echar a alguien de la superficie de la tierra es entregarlo a la muerte, según la frase del idioma hebreo: "He aquí", dice, "me entregas a la muerte y por ti me esconderé". Porque la voz hebrea que hemos traducido como "a tu presencia" también significa "por ti"; y así será el sentido: "He aquí, me entregas a la muerte y por ti", es decir, por tu severo juicio, "me esconderé de la faz de la tierra", es decir, seré entregado al suelo, seré enterrado: pues eso se hace con los cadáveres de los muertos, como él mismo había escondido a su hermano asesinado en una fosa. Además, dice, me haces exiliado de tu presencia también, despojado y desprovisto de tu gracia, siempre me aborrecerás, execrarás y detestarás, de manera que nunca merezca tu gracia ni favor, como aquellos que están despojados de la gracia de algún gran rey, a quienes el rey siempre aborrece y expulsa de sí, para que nunca vean su rostro; sino que los ordena exiliarse lejos de su presencia por tierras extranjeras, siempre condenados a la pena capital y a la muerte. Pues a mí me has maldecido y has ordenado que sea un vagabundo y errante en la tierra; y no solo eso: sino que, señalado con tan gran crimen y fechoría, me has hecho exiliado, odiado por todos, detestable y execrable. Ahora, pues, cualquiera que me encuentre, me matará".

Yo presento esta interpretación no despreciando en lo más mínimo las exposiciones verídicas de otros intérpretes, especialmente las de nuestros más serios expositores; tanto es así que los considero dignos de gran alabanza y honor. Y ciertamente, si la letra de nuestra edición, que siempre venero, se entiende tal como está, sin duda alguna constará que Caín se precipitó en el abismo más profundo de la desesperación. A menos que se exponga interrogativamente, como muchos leen, para que diga: "¿Es tan grande mi iniquidad, que no merezca perdón?" Y así podría coincidir este sentido con el que nosotros hemos presentado, como diciendo: "¿Es tan grande mi culpa, que no pueda merecer perdón, porque me persigues con tan grandes castigos?" Como si dijera: "Ciertamente no me afliges injustamente y más allá de lo que es digno por la culpa perpetrada: ves que incluso me haces señalado por tu crimen, de modo que cualquiera que me encuentre no temerá ponerme la mano encima y matarme, como enemigo tuyo, a quien tú rechazas; al contrario, pensarán que hacen algo grato para ti, porque si me matan, matarán a tu enemigo".

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