CAP. XII: Se demuestra a partir de las Escrituras que Cristo descendió verdaderamente a los infiernos.

Con respecto al TERCERO, pruebo a partir de las Escrituras que Cristo verdaderamente descendió a los infiernos. El PRIMER pasaje, que sin embargo no convence, pero sugiere de manera probable, se encuentra en esas palabras del Salmo 107: "Destrozó las puertas de bronce y rompió los cerrojos de hierro". Pues este pasaje lo entienden acerca del descenso a los infiernos, Hilario en el Salmo 138, Ambrosio en el libro sobre el misterio de la Pascua, y otros, pero en un sentido místico. Pues es seguro que literalmente se trata de la liberación de Egipto.

El SEGUNDO pasaje es Eclesiástico 24, donde la sabiduría de Dios habla de la siguiente manera: "Penetraré todas las partes inferiores de la tierra, e inspeccionaré a todos los que duermen, e iluminaré a todos los que esperan en el Señor". Este pasaje no convence a los herejes, no solo porque no aceptan este libro, sino también porque estas palabras no están en el texto griego; sin embargo, entre los católicos tiene su propia autoridad.

El TERCER pasaje se extrae de Mateo 12: "Así como Jonás estuvo en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra". Calvino, en su psychopannychia, quiere que el vientre del cetáceo sea una figura de la muerte, que retuvo a Cristo durante tres días. Pero Cristo dice que el vientre del cetáceo fue semejante al corazón de la tierra. El corazón de la tierra no es la muerte, sino algún lugar bajo tierra.

Algunos dicen que la tumba se llama el corazón de la tierra; pero la similitud se opone a esto. Pues el corazón está en el lugar más profundo del ser vivo; sin embargo, la tumba está cerca de la superficie de la tierra; y la tumba de Cristo parece haber estado sobre la tierra; era un sepulcro tallado en piedra que sobresalía de la tierra. Además: así como Jonás estuvo vivo en el vientre del cetáceo, de igual manera algo vivo debió estar en el corazón de la tierra, pero en el sepulcro estaba el cuerpo muerto. Por lo tanto, el corazón de la tierra no es la tumba, sino el infierno, mucho más profundo que la tumba, donde el alma viviente de Cristo permaneció durante tres días. Además, Jerónimo, en el capítulo 2 de Jonás, dice: "Así como el corazón está en medio del ser vivo, así se dice que el infierno está en medio de la tierra". De la misma manera, este pasaje lo explican Ireneo en el libro 5, cerca del final; Tertuliano en el libro sobre el alma, capítulo 31; Niseas en el discurso 1 sobre la resurrección; y Ambrosio en el capítulo 4 a los Efesios.

El CUARTO pasaje es Hechos 2: "No dejarás mi alma en el infierno". Beza traduce: "No dejarás mi cadáver en el sepulcro". Y en la defensa de esta versión contra Sebastián Castellion, dice: "Aquí, dice, nadie puede dudar de que se habla del cuerpo y del sepulcro, a menos que alguien quiera cegar a pleno día". Y un poco antes, dando la razón de por qué cambió "alma" por "cadáver" y "infierno" por "sepulcro", dice: "No lo hice arbitrariamente, ya que especialmente vemos que los papistas retuercen este pasaje para establecer su limbo, y los antiguos también inventaron de allí ese descenso del alma de Cristo a los infiernos".

Parece que a Beza le agradó el decreto de los rabinos, el cual es mencionado por el rabino Salomón en el capítulo 21 del segundo libro de los Reyes, que es bueno cambiar algo de la ley para que Dios sea públicamente santificado. Pero nosotros tenemos en primer lugar la propiedad de las palabras. Pues en el texto griego de Hechos 2, "ψυχὴ" (psykhé) no significa otra cosa que alma propiamente, y "ἅδης" (hades) designa propiamente el infierno, y esto no necesita prueba. Que se consulten todos los diccionarios.

Beza responde que, aunque "ψυχὴ" (psykhé) propiamente significa alma, también puede ser entendido como cuerpo de tres maneras. PRIMERO, porque alma se toma por vida; y la vida, respecto al cuerpo, parece estar encerrada en la tumba no menos que el cuerpo. SEGUNDO, porque "alma" puede entenderse por el todo, y es lo mismo decir "no dejarás mi alma" y "no me dejarás a mí". A su vez, del todo puede entenderse una parte, y así será lo mismo decir "no me dejarás a mí" y "no dejarás mi cadáver". TERCERO, porque "ψυχοὺ" (psykhoú), en griego, y "נפש" (nephesh), en hebreo, significan lo mismo. Además, "נפש" (nephesh) se encuentra en la Escritura tomado como cadáver en Levítico 21, v. 1 y 11, donde leemos: "no se contamine por causa de un alma"; la ley prohíbe tocar cadáveres y los llama almas.

Pero esas sutilezas no valen nada; pues, aunque pudiera entenderse el cuerpo por alma, no se probaría inmediatamente que este pasaje deba interpretarse de esa manera. Además, aquí se distingue el alma de la carne, cuando se dice un poco más adelante: "ni su alma fue dejada en el infierno, ni su carne vio corrupción", como aparece en el griego; por lo tanto, aquí no puede tomarse el alma por carne. Además, la palabra "ἅδης" (hades), como mostramos anteriormente, siempre significa infierno, nunca sepulcro, y el cuerpo de Cristo no estuvo en el infierno, por lo tanto, su alma sí estuvo allí. Además, sobre el alma y el infierno lo explican Ambrosio en el sermón 74 sobre los mártires, Jerónimo en el Salmo 15, Agustín en la carta 99 a Evodio, Beda en el capítulo 2 de los Hechos, y otros.

A la PRIMERA razón de Beza respondo: aunque el alma pueda tomarse por vida, porque da vida al cuerpo, nunca puede tomarse por cadáver, ya que en el cadáver hay privación de vida. Ni podemos decir que hay vida en el sepulcro, pues allí el cuerpo está sin vida; ni se deben poner los contrarios juntos.

A la SEGUNDA respondo que la gramática no admite esa dialéctica de razonamiento: la parte se toma por el todo y el todo por la parte, por lo tanto, una parte por otra parte. Pues las palabras son por convención y dependen del uso de los hablantes; el uso admite la sinécdoque, donde ponemos una parte por el todo, y viceversa, pero no admite una parte por otra parte. ¿Quién soportaría que dijéramos que un hombre ve con los pies, porque el pie puede tomarse por el hombre, y el hombre por el ojo?

A la TERCERA digo que hay mucha diferencia entre "נפש" (nephesh) y "ψυχὴ" (psykhé). Pues "נפש" (nephesh) es una palabra muy general y significa, sin tropo, tanto alma como animal, incluso cuerpo, como es claro en muchos lugares de la Escritura. Por eso casi siempre se acompaña con el adjetivo "viviente", que es propio del compuesto entero. Génesis 1: "Produzcan las aguas reptiles de alma viviente". Allí mismo: "Produzca la tierra alma viviente". Allí mismo: "Y fue hecho en alma viviente". En esos pasajes, sería innecesario añadir el adjetivo "viviente" si la palabra hebrea "נפש" (nephesh), que el intérprete traduce como alma, no significara algo indiferente tanto para lo vivo como para lo no vivo. Por eso, en Números 23, Balaam dice: "Muera mi alma con la muerte de los justos". Y en Números 31 se dice que todas las almas del sexo femenino del botín de Madián fueron treinta y dos mil.

Además, el alma humana no puede morir ni tiene sexo. Por lo tanto, en esos lugares el alma no significa otra parte del hombre, sino al hombre entero, o al menos al propio cuerpo. También, en Génesis 37: "No matemos su alma". Allí, alma no se toma propiamente por alma, ni por hombre en tropo (pues el pronombre "su" lo contradice), sino que se toma propiamente por la carne misma. En Números 19, el cadáver es llamado el "muerto del alma del hombre". Pero "ψυχὴ" (psykhé) en griego, como "anima" en latín, no es tan general como para tomarse sin tropo por todo el animal. Por lo tanto, en Levítico no se pone la parte por la parte, es decir, el alma por el cuerpo, sino que se usa una palabra que suele significar el cuerpo mismo, o al menos se pone el todo por la parte, es decir, el ser viviente por el cuerpo. Pero en Hechos 2 se pone "ψυχὴ" (psykhé), que significa solo el alma.

Además, "nephesh", cuando se opone a "carne", no puede tomarse por carne, como en Levítico 17: "El alma de la carne está en la sangre". Aquí, sin embargo, el alma se opone a la carne, cuando se dice "ni su alma fue dejada en el infierno, ni su carne vio corrupción", por lo tanto, en este pasaje de ninguna manera puede tolerarse la interpretación de Beza, quien quiso que por "alma" se entendiera "cadáver".

El QUINTO pasaje es Romanos 10: "No digas en tu corazón: ¿Quién descenderá al abismo?, esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos". Por lo tanto, Cristo, después de la muerte, estuvo en el abismo. Sin embargo, no se puede entender por el abismo el estado de los condenados, ya que en ese estado, según Calvino, Cristo estuvo aún vivo; aquí, sin embargo, se trata del lugar donde estuvo solo cuando estaba muerto. Tampoco puede entenderse como la tumba, ya que "abismo" significa un precipicio profundísimo, que no es la tumba.

Además, sería fácil descender a la tumba, pero aquí se presenta como algo imposible para el hombre vivo descender al abismo. Finalmente, en este pasaje el abismo se opone al cielo, como si la superficie de la tierra fuera el medio entre el abismo y el cielo; pues lo precede: "¿Quién subirá al cielo, esto es, para hacer descender a Cristo?". Y enseguida sigue, por antítesis: "¿Quién descenderá al abismo?, esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos". Por lo tanto, Cristo, después de la muerte y antes de la resurrección, estuvo en el abismo, que está muy lejos del cielo, es decir, en las partes más profundas de la tierra.

El SEXTO pasaje está en Efesios 4: "El que ascendió, es también el que descendió a las partes inferiores de la tierra". Beza responde a esto en su anotación a este pasaje diciendo que las partes inferiores de la tierra son la tumba. Agustín Marlorato entiende el descenso a esta tierra, como si se dijera: descendió a esta tierra inferior.

Pero nosotros tenemos en primer lugar a Jerónimo, Ambrosio, Crisóstomo y Teofilacto, que lo explican acerca del infierno, bajo el cual no hay nada. SEGUNDO, tenemos la propiedad de las palabras. Pues la parte inferior de la tierra no significa toda la tierra, sino una parte de ella, y esa parte es inferior a las demás. Por lo tanto, no significa la superficie de la tierra, que es la parte superior; ni tampoco el sepulcro de Cristo, que también estaba sobre la tierra. TERCERO, lo que sigue apoya nuestra interpretación: "para que llenara todas las cosas"; pues Cristo quiso descender hasta el verdadero infierno, así como había descendido a la tierra, para visitar todas las partes de su reino, que está dividido en tres partes, según Filipenses 2: "Para que en el nombre de JESÚS se doble toda rodilla, de los que están en los cielos, en la tierra, y en los infiernos". Donde en griego, como mencionamos antes, es "καταχθονίων" (katachthoníon), esto es, "de los subterráneos", con lo cual no pueden entenderse los cadáveres, que están en las tumbas; pues aunque esos cadáveres estén bajo tierra, no pueden doblar la rodilla en el nombre de JESÚS, esto es, rendirle honor. Por lo tanto, hay algunos espíritus en los lugares subterráneos que deben rendir reverencia a Cristo, y a ese lugar descendió Cristo, para declararse como Rey y Señor de todo el mundo.

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