San Roberto Belarmino

Doctor de la Iglesia, Cardenal, Arzobispo de Capua, Teólogo y Apologista

(1542-1621)

Roberto Francisco Rómulo Belarmino nació el 4 de octubre de 1542 en Montepulciano, Toscana, Italia. Era hijo de Vicente Belarmino, primer magistrado de la ciudad, y de Cintia Cervini, hermana del cardenal Cervini, quien más tarde sería el Papa Marcelo II (con un breve pontificado de tres semanas). Desde niño, Roberto mostró una inteligencia excepcional y una memoria prodigiosa, recitando de memoria extensos pasajes de Virgilio en latín. A pesar de ser sobrino de un pontífice y tener abiertas las puertas a altos cargos eclesiásticos, su madre piadosa le enseñó sobre la vanidad de los honores mundanos, lección que marcaría profundamente su vocación.

Formación y Vocación

A los 17 años, el rector del colegio jesuita de Montepulciano escribió sobre él: "Es el mejor de nuestros alumnos y no está lejos del Reino de los Cielos". Roberto aspiraba inicialmente a puestos honoríficos, pero tras reflexionar sobre la fugacidad de los honores terrenales y la rendición de cuentas ante Dios, decidió entrar en la vida religiosa. Buscó específicamente una comunidad donde no pudiera ser elegido obispo ni cardenal, eligiendo así la Compañía de Jesús, cuyas constituciones prohibían a sus miembros aceptar tales dignidades.

El 21 de septiembre de 1560, a pesar de la oposición de su padre, ingresó en la Compañía de Jesús en Roma, realizando su noviciado en San Andrés del Quirinal. Estudió filosofía en el Colegio Romano y posteriormente teología en Padua y Lovaina. El 25 de marzo de 1570 fue ordenado sacerdote por el obispo de Gante, Bélgica.

Dones y Características Especiales

San Roberto poseía una inteligencia excepcional, una memoria prodigiosa y un dominio profundo de las lenguas bíblicas (hebreo, griego, latín). Fue un predicador extraordinario cuyo rostro, según los testigos, "brillaba de manera extraordinaria" mientras predicaba. A pesar de su corta estatura física, su presencia era imponente: debía subirse a un banquillo en el púlpito para ser visto y escuchado.

Inicialmente, sus sermones estaban llenos de citas de autores clásicos y adornos literarios. Sin embargo, tras ser enviado inesperadamente a predicar sin preparación, pronunció un sermón basado únicamente en la Sagrada Escritura que logró más conversiones que todos sus sermones anteriores. Este episodio transformó completamente su estilo: desde entonces predicó exclusivamente con argumentos bíblicos, buscando no aparecer como sabio sino transformar a los oyentes.

A pesar de su débil salud —uno de sus mayores sufrimientos a lo largo de su vida— trabajó incansablemente. Cada dos meses debía retirarse a descansar para recuperarse, pero nunca dejó de estudiar y prepararse.

Ministerio Principal

En otoño de 1570, Belarmino comenzó su magisterio teológico en la prestigiosa Universidad Católica de Lovaina, donde enseñó hasta 1576. Fue el primer jesuita en ocupar una cátedra en dicha universidad. Durante este tiempo, aprendió hebreo, estudió profundamente la Biblia y los escritos de los Santos Padres, y escribió una gramática hebrea que se hizo muy popular.

En 1576 fue llamado a Roma para ocupar la nueva cátedra de teología apologética "de controversiis" (sobre las controversias) en el Colegio Romano (hoy Universidad Gregoriana). Su misión era preparar a los futuros defensores de la fe católica en los países invadidos por la Reforma protestante. En esta época tuvo como alumno y dirigido espiritual a San Luis Gonzaga, a quien acompañó en su lecho de muerte y junto a quien pidió ser enterrado.

Fue rector del Colegio Romano (1592-1594), provincial de la Compañía de Jesús en Nápoles (1594-1597), y posteriormente teólogo personal del Papa Clemente VIII. Participó en misiones diplomáticas, incluyendo una embajada a Francia durante la guerra entre Enrique de Navarra y la Liga, donde vivió ocho meses de sitio en París.

Pese a sus reticencias y a las constituciones jesuitas, el Papa Clemente VIII lo creó cardenal el 3 de marzo de 1599, declarando en el consistorio: "Le elegimos porque no hay en la Iglesia de Dios otro que se le equipare en ciencia y sabiduría". Se cuenta que el Papa tuvo que ordenarle bajo pena de pecado mortal que aceptara el cardenalato. El 18 de marzo de 1602 fue nombrado arzobispo de Capua, cargo que ejerció hasta 1605.

Como arzobispo, fue un pastor ejemplar: visitaba su diócesis regularmente, instruía a los niños personalmente, reformó el Cabildo metropolitano asistiendo diariamente al coro para dar ejemplo, y predicaba con fervor misionero. Mantuvo su vida austera: al llegar a sus aposentos cardenalicios, mandó retirar las lujosas cortinas para dárselas a los pobres, diciendo: "Las paredes no sufren de frío".

En 1605, el Papa Paulo V lo llamó de nuevo a Roma como conservador de la Biblioteca Vaticana y consultor de diversas congregaciones: del Santo Oficio, de Ritos, del Índice de Libros Prohibidos, y de Propagación de la Fe. Fue camarlengo del Colegio Cardenalicio (1617-1618) y prefecto de la Congregación del Índice (1618-1621).

Obras y Contribuciones Importantes

La obra más célebre de San Roberto son sus "Disputationes de controversiis christianae fidei" (Discusiones sobre los puntos controvertidos de la fe cristiana), conocidas simplemente como "Las Controversias". Esta monumental obra en cuatro volúmenes (luego expandida a ocho) fue la respuesta católica más completa y erudita a las tesis protestantes. Publicada entre 1586 y 1593, tuvo 30 ediciones en 20 años. Tres siglos después, el historiador Hefele la calificó como "la más completa defensa del catolicismo que se ha publicado hasta nuestros días".

El éxito fue tal que el teólogo calvinista Teodoro de Beza reconoció: "He aquí el libro que nos ha derrotado". En Londres fue prohibida, pero un librero declaró: "Este jesuita me ha hecho ganar más dinero que todos los otros teólogos juntos". Sus adversarios no podían creer que fuera obra de un solo autor y sostenían que su nombre era un anagrama de varios sabios jesuitas. San Francisco de Sales utilizaba constantemente esta obra junto con la Biblia para su labor evangelizadora.

Escribió dos catecismos que marcaron época:

  • Catecismo Resumido ("Doctrina Christiana Breve"): traducido a 55 idiomas, con más de 300 ediciones en 300 años, superado en difusión solo por la Biblia y la Imitación de Cristo.
  • Catecismo Explicado: destinado a sacerdotes y catequistas, ampliamente utilizado en todo el mundo.

Ambos catecismos estuvieron en vigor hasta el pontificado de San Pío X (inicio del siglo XX).

Dirigió la comisión que preparó la edición revisada de la Biblia Vulgata bajo el Papa Clemente VIII, precedida de un prefacio escrito por él mismo. Esta versión latina es la que se usó durante siglos en la Iglesia. También colaboró en la edición de los Setenta (versión griega del Antiguo Testamento).

Entre sus obras espirituales destacan:

  • "De ascensione mentis in Deum" (Sobre la elevación de la mente a Dios)
  • "De gemitu columbae" (El gemido de la paloma)
  • Obras sobre los Salmos y comentarios bíblicos
  • "De officio principis christiani" (Sobre el deber del príncipe cristiano)

Su producción literaria fue vastísima, comparable solo con la de San Agustín y Santo Tomás de Aquino.

Vida Espiritual

San Roberto combinó una vida de intensa actividad intelectual y pastoral con una profunda vida de oración. Recitaba diariamente el Oficio Divino completo, incluso cuando asistía al coro con los canónigos como arzobispo de Capua (lo rezaba dos veces: con la comunidad y en privado). Dedicaba una hora diaria a la oración mental antes de Prima y celebraba Misa cotidianamente.

Mantuvo siempre sus votos jesuitas de pobreza y humildad. Como cardenal, vivió con extrema austeridad, distribuyendo entre los pobres todo el dinero que no gastaba en sí mismo. Se alimentaba sencillamente y rechazaba los lujos propios de su dignidad.

En sus últimos años, pidió permiso al Papa para retirarse y vivir en el noviciado de San Andrés del Quirinal en Roma, donde pasaba semanas dedicado únicamente a rezar y obedecer como un sencillo novicio. Aprovechaba sus ejercicios espirituales anuales, que prolongaba hasta 30 días, para escribir libros de espiritualidad.

En dos cónclaves (1605) estuvo entre los "papables", recibiendo 14 votos (la mitad del colegio cardenalicio), pero rezó fervorosamente para que Dios lo librara de tal responsabilidad. Llegó a jurar que, si fuera elegido Papa, no elevaría a ninguno de sus parientes al cardenalato ni a ningún principado temporal, contentándose con ayudarles a vivir decentemente en su estado.

Últimos Años y Muerte

En sus últimos años, finalmente obtuvo permiso del Papa Gregorio XV para retirarse al noviciado jesuita de San Andrés del Quirinal en Roma, pocos días antes de contraer la enfermedad que lo llevaría a la muerte.

En su testamento pidió que lo poco que tenía se repartiera entre los pobres (apenas alcanzó para costear su funeral), que sus funerales se celebraran de noche y sin solemnidad para evitar multitudes. Aunque se cumplió su deseo de funerales nocturnos y sencillos, el Papa Gregorio XV ordenó que se realizaran con mayor solemnidad como homenaje a quien había prestado servicios notables a la Iglesia.

Murió el 17 de septiembre de 1621 a los 78 años en Roma, con fama de santidad. Fue enterrado según su deseo junto a la tumba de San Luis Gonzaga, diciendo: "Fue mi hijo espiritual". Un gentío inmenso asistió a su entierro, convencidos de estar presenciando el funeral de un santo. En 1823, su cuerpo fue trasladado a la Iglesia de San Ignacio (Iglesia del Gesù) en Roma, donde reposa actualmente.

Canonización y Legado

El proceso de canonización se demoró casi tres siglos debido a oposiciones de ciertas escuelas teológicas. El Papa Pío XI lo beatificó el 13 de mayo (15 de abril) de 1923 y lo canonizó el 29 de junio de 1930. El 17 de septiembre de 1931, apenas un año después de su canonización, fue proclamado Doctor de la Iglesia por el mismo Pío XI, recibiendo el título de "Martillo de los Herejes" por su incansable defensa de la doctrina católica.

Su legado perdura en múltiples campos:

  • Teología apologética: Sus "Controversias" siguen siendo referencia fundamental en la defensa de la fe católica.
  • Catequesis: Sus catecismos formaron la fe de millones de personas durante siglos.
  • Eclesiología: Desarrolló importantes contribuciones sobre la naturaleza de la Iglesia, el papado y la autoridad eclesiástica.
  • Relación Iglesia-Estado: Sus escritos sobre el poder temporal y espiritual influyeron en el pensamiento político católico.
  • Ciencia y fe: Su prudente diálogo con Galileo Galilei muestra su capacidad de conjugar fe y razón. En 1616 aconsejó a Galileo presentar sus teorías heliocéntricas como hipótesis mientras no estuvieran definitivamente probadas, consejo que Galileo recibió bien aunque no siempre siguió.

Es patrono de los canonistas (abogados del derecho canónico), catequistas y catecúmenos.

Fiesta litúrgica: 17 de septiembre (anteriormente se celebraba el 13 de mayo)


"La escuela de Cristo es la escuela del amor. En el día del juicio final, cuando tenga lugar el examen general... el amor será todo el programa."

"¿Qué hay más fácil, más dulce, más agradable que amar la bondad, la belleza y el amor, cuya plenitud eres TÚ, oh Señor, Dios mío?"

"Considera auténtico bien para ti lo que te lleva a tu fin, y auténtico mal lo que te impide alcanzarlo."

San Roberto Belarmino nos enseña que la verdadera sabiduría no busca el lucimiento personal sino la transformación de las almas, que la humildad y la austeridad pueden convivir con las más altas dignidades, y que la defensa de la verdad debe hacerse siempre con caridad, sin recurrir a ataques personales ni al desprecio del adversario. Su vida demuestra que el amor a Cristo y a su Iglesia es el motor de toda auténtica reforma y renovación espiritual.

Obras:

AñoTítuloGénero
1593Tercera Controversia, del sumo pontificePrimeras Ediciones
1593Primera Controversia, sobre la palabra de Dios escrita y no escritaPrimeras Ediciones
Segunda Controversia, de Cristo cabeza de toda la iglesiaPrimeras Ediciones