San Beda el Venerable

Doctor de la Iglesia, Presbítero Benedictino, "Padre de la Historia Inglesa"

(672/673-735)

Beda nació entre los años 672 y 673 en el reino de Northumbria, al norte de Inglaterra , en un período de transición crucial para la cristianización de las tierras anglosajonas. Poco se conoce de su familia o sus primeros años, pero su propia autobiografía, incluida en su magna obra, nos revela los datos esenciales de su extraordinaria vida consagrada al servicio de Dios y al conocimiento.

Formación y vocación

A la temprana edad de siete u ocho años, Beda fue confiado al monasterio de Wearmouth , fundado por San Benito Biscop, su maestro espiritual. Posteriormente, su formación continuó en el monasterio gemelo de San Pablo en Jarrow, donde pasaría el resto de su vida. En este ambiente monástico de profunda disciplina y dedicación al estudio, fue ordenado diácono a los 19 años y sacerdote a los 30 .

La vida de Beda transcurrió íntegramente dentro de los muros monásticos, dedicada a la oración, el estudio de las Sagradas Escrituras y la enseñanza. Nunca abandonó su monasterio, pero su influencia intelectual alcanzó toda Europa.

Dones y características especiales

Beda poseía una mente privilegiada, caracterizada por un rigor crítico excepcional para su época y una capacidad única para sintetizar el conocimiento de la tradición clásica y cristiana. Era políglota, dominaba el latín con elegancia, conocía el griego y el hebreo, y se destacó en múltiples disciplinas: teología, historia, ciencias naturales, cronología, astronomía y música.

Su método de trabajo era meticuloso: citaba sus fuentes con precisión, verificaba la información y exponía los hechos con objetividad. Esta honestidad intelectual lo convirtió en uno de los escritores más confiables de la Alta Edad Media.

Ministerio principal

El ministerio de Beda se desarrolló como maestro, escritor y exégeta bíblico dentro de su comunidad monástica. Formó a numerosos discípulos que difundieron su enseñanza por toda Inglaterra y el continente europeo. Su magisterio se caracterizó por la profundidad teológica combinada con la claridad pedagógica.

Dedicó su vida a hacer accesible el conocimiento sagrado y secular, siempre al servicio de la evangelización y la formación cristiana. Su influencia fue tal que ya en vida era consultado por obispos, abades y estudiosos de toda Europa.

Obras y contribuciones importantes

La producción literaria de Beda fue inmensa y abarcó diversos géneros:

Obras históricas: La cumbre de su obra es la Historia Ecclesiastica Gentis Anglorum (Historia Eclesiástica del Pueblo Inglés), completada en 731. Esta obra monumental narra la evangelización de Inglaterra desde la llegada de San Agustín de Canterbury hasta su época. Por esta obra magistral, Beda es reconocido como el "Padre de la Historia Inglesa". Su método historiográfico, que incluye citar fuentes y testimonios, estableció un modelo para generaciones futuras.

Obras exegéticas: Escribió más de treinta comentarios bíblicos sobre libros del Antiguo y Nuevo Testamento, combinando la tradición patrística con sus propias reflexiones. Sus comentarios eran altamente apreciados por su claridad y profundidad espiritual.

Obras científicas y cronológicas: En De Temporum Ratione (Sobre el cálculo del tiempo) y De Natura Rerum (Sobre la naturaleza de las cosas), Beda abordó temas de cronología, astronomía y ciencias naturales. Contribuyó significativamente a la difusión del sistema de datación Anno Domini (Año del Señor) que usamos actualmente.

Obras pedagógicas: Escribió tratados sobre ortografía, gramática, poesía y retórica, facilitando la educación en los monasterios.

Hagiografías: Compuso vidas de santos ingleses, incluyendo las de San Cutberto y San Félix.

Vida espiritual

La vida de Beda estuvo marcada por una profunda alegría interior que se expresaba en la oración y el canto . A pesar de su vasta erudición, mantuvo la humildad propia del monje benedictino, combinando el trabajo intelectual con la observancia de la regla monástica.

Su espiritualidad se centraba en la meditación de las Escrituras y en el deseo ardiente de contemplar a Dios. La oración litúrgica, especialmente el Oficio Divino, estructuraba sus días junto con el estudio y la enseñanza. Vivió el ideal benedictino del ora et labora (ora y trabaja) con ejemplar equilibrio.

Últimos años y muerte

San Beda murió el jueves 26 de mayo de 735, día de la Ascensión del Señor, en el suelo de su celda, cantando "Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo" . Cuthbert, uno de sus discípulos más cercanos, escribió una emotiva carta describiendo sus últimos días.

En esas jornadas finales, Beda continuó trabajando febrilmente en la traducción al inglés del Evangelio de San Juan y en un libro sobre San Isidoro de Sevilla. A pesar de la dificultad para respirar y el debilitamiento físico, siguió enseñando y dictando a sus discípulos. Sus últimas palabras fueron de gratitud y alabanza a Dios.

Fue enterrado inicialmente en Jarrow, pero sus reliquias fueron trasladadas posteriormente a la Catedral de Durham, donde reposan junto a las de San Cutberto.

Canonización y legado

Aunque nunca fue formalmente canonizado mediante el proceso moderno, Beda fue venerado como santo desde poco después de su muerte. El título de "Venerable", dado ya en vida por sus contemporáneos debido a su santidad y sabiduría, permaneció unido a su nombre.

En 1899, el Papa León XIII proclamó a Beda Doctor de la Iglesia , reconociendo así oficialmente su extraordinaria contribución a la teología y su influencia duradera en la Iglesia. Es el único inglés en ostentar este título.

Su legado es inmenso: estableció los fundamentos de la historiografía inglesa, preservó el conocimiento de la Antigüedad cristiana para las generaciones medievales, contribuyó al desarrollo de la cronología occidental y formó a innumerables generaciones de monjes y estudiosos. Sus obras fueron copiadas y estudiadas durante toda la Edad Media y el Renacimiento, influyendo en pensadores como Dante Alighieri, quien lo colocó entre los espíritus más luminosos del Paraíso.

Fiesta litúrgica: 25 de mayo


"Te ruego, oh buen Jesús, que benévolamente me has permitido acceder a las dulces palabras de tu sabiduría, concédeme, benigno, llegar un día hasta ti, fuente de toda sabiduría, y estar siempre ante tu rostro."

San Beda el Venerable nos enseña que la verdadera sabiduría nace del encuentro entre la fe y la razón, entre la oración y el estudio. Su vida monástica, aparentemente encerrada entre muros, iluminó toda una época y continúa inspirando a quienes buscan servir a Dios con la inteligencia y el corazón.

Obras:

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