SAN JOSÉ MARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER

Fundador del Opus Dei y Sacerdote

(1902-1975)

José María Julián Mariano Escrivá Albás nació el 9 de enero de 1902 en Barbastro, Huesca, España. Fue el segundo de seis hijos de José Escrivá y Corzán y María de los Dolores Albás y Blanc, quienes le transmitieron una profunda educación cristiana y le inculcaron el amor a la Confesión frecuente, la Eucaristía y la devoción a la Virgen María. Su infancia estuvo marcada por el dolor: tres de sus hermanas menores murieron siendo niñas, y en 1915 la familia sufrió la ruina económica, trasladándose a Logroño donde su padre encontró empleo modesto.

Formación y vocación

Durante el invierno de 1917-1918, el joven Josemaría experimentó un momento decisivo en su vocación al contemplar las huellas en la nieve dejadas por los pies descalzos de un religioso carmelita. Esta visión le hizo preguntarse qué le pedía Dios. Sin saber exactamente qué esperaba el Señor de él, decidió hacerse sacerdote para estar más disponible a la voluntad divina.

Inició sus estudios eclesiásticos en el seminario de Logroño en 1918, continuándolos a partir de 1920 en el seminario de Zaragoza, donde residió en el seminario de San Francisco de Paula y asistió a las aulas del seminario conciliar, que tenía rango de Universidad Pontificia. Allí fue nombrado Inspector del Seminario en 1922 por el Cardenal Arzobispo Juan Soldevila. Por consejo de su padre, también cursó simultáneamente la carrera civil de Derecho en la Universidad de Zaragoza.

Dones y características especiales

San Josemaría se caracterizó por su carácter generoso y alegre, su sencillez, serenidad y un profundo amor a la Eucaristía. Pasaba largas horas en oración ante el Santísimo Sacramento y acudía diariamente a la Basílica del Pilar para pedir a la Virgen que le mostrara la voluntad de Dios. Su espiritualidad se fundamentaba en la contemplación del rostro de Cristo y en una visión positiva del mundo, especialmente del trabajo como camino de santificación. Tuvo el don de transmitir la conciencia de que todos estamos llamados a la santidad mediante la santificación del trabajo ordinario y las actividades de la vida cotidiana.

Ministerio principal

El 28 de marzo de 1925 fue ordenado sacerdote por Monseñor Miguel de los Santos Díaz Gómara en Zaragoza. Tras el fallecimiento de su padre en noviembre de 1924, asumió como cabeza de familia. Ejerció su ministerio primero en la parroquia rural de Perdiguera y luego en Zaragoza. En 1927 se trasladó a Madrid con permiso de su obispo para obtener el doctorado en Derecho.

El 2 de octubre de 1928, durante un retiro espiritual en Madrid, Dios le hizo ver con claridad su misión: fundar el Opus Dei (Obra de Dios), un camino de santidad para personas de todos los estados de vida mediante la santificación del trabajo ordinario en medio del mundo. El 14 de febrero de 1930, comprendió que el Opus Dei debía extenderse también entre las mujeres.

Obras y contribuciones importantes

San Josemaría fundó el Opus Dei, institución que promueve entre hombres y mujeres de todas las condiciones sociales la búsqueda de la santidad en la vida cotidiana. En 1943, por una nueva gracia fundacional durante la celebración de la Misa, nació dentro del Opus Dei la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, donde se podrían incardinar los sacerdotes procedentes de los fieles laicos del Opus Dei.

Durante la Guerra Civil Española (1936-1939), ejerció su ministerio clandestinamente bajo persecución religiosa, hasta lograr atravesar los Pirineos hacia Francia y posteriormente instalarse en Burgos. En 1939 regresó a Madrid, terminó su doctorado en Derecho y publicó Camino, su obra más conocida, que ha sido traducida a más de 50 idiomas con más de 5 millones de ejemplares vendidos.

En 1946 fijó su residencia en Roma, donde obtuvo el doctorado en Teología por la Universidad Lateranense. Fue nombrado consultor de dos Congregaciones vaticanas, miembro honorario de la Pontificia Academia de Teología y Prelado de Honor de Su Santidad. Siguió con atención los preparativos y sesiones del Concilio Vaticano II (1962-1965).

Vida espiritual

Su espiritualidad se caracterizó por una profunda vida de oración, considerándola un "arma extraordinaria" para redimir al mundo. Recomendaba siempre: "Primero, oración; después, expiación; en tercer lugar, muy en tercer lugar, acción" (Camino, n. 82). Vivió una intensa devoción eucarística y mariana, invocando constantemente a la Virgen María como Spes nostra (Nuestra Esperanza), Sedes Sapientiae (Sede de la Sabiduría) y Ancilla Domini (Esclava del Señor).

Su mensaje central fue la llamada universal a la santidad y el descubrimiento de la presencia de Dios en las realidades materiales: "A ese Dios invisible lo encontramos en las cosas más visibles y materiales" (Conversaciones, n. 114). Promovió una espiritualidad que integra la vida interior con la vida familiar, profesional y social, constituyendo "una sola existencia santa y llena de Dios".

Últimos años y muerte

Entre 1970 y 1975 realizó extensos viajes catequéticos por México, la Península Ibérica, América del Sur y Guatemala, donde tuvo reuniones con numerosos grupos de fieles para impulsar la expansión del Opus Dei. Durante estos viajes, miles de personas pudieron escuchar su mensaje sobre la santidad en la vida ordinaria.

San Josemaría falleció repentinamente en Roma el 26 de junio de 1975, a los 73 años, mientras trabajaba en su escritorio. Su muerte fue repentina pero serena, encontrándose ante el crucifijo que siempre le acompañaba. Para entonces, el Opus Dei se había extendido por los cinco continentes.

Canonización y legado

Tras su muerte, miles de personas, incluyendo más de un tercio del episcopado mundial, solicitaron a la Santa Sede la apertura de su causa de canonización. Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II el 17 de mayo de 1992 en la Plaza de San Pedro, ante aproximadamente 300,000 personas.

El 6 de octubre de 2002, Juan Pablo II lo canonizó ante una multitud estimada entre 450,000 y 500,000 personas procedentes de más de 80 países. En su homilía, el Papa dijo: "Siguiendo sus huellas, difundid en la sociedad, sin distinción de raza, clase, cultura o edad, la conciencia de que todos estamos llamados a la santidad". El Papa lo llamó "el santo de lo ordinario", destacando su enseñanza de que la vida cotidiana y el trabajo son caminos hacia la santidad.

Escritos principales

San Josemaría dejó una amplia producción literaria de carácter espiritual. Sus obras más conocidas incluyen:

  • Camino (1939) - Su obra más difundida, con más de 5 millones de ejemplares en más de 50 idiomas
  • Santo Rosario (1934) - Meditaciones sobre los misterios del Rosario
  • Surco (1986, póstumo) - Puntos de meditación sobre virtudes humanas
  • Forja (1987, póstumo) - Continuación de los puntos de meditación
  • Es Cristo que pasa (1973) - Colección de 18 homilías sobre el año litúrgico
  • Amigos de Dios (1977, póstumo) - 18 homilías sobre la amistad con Dios
  • Conversaciones (1968) - Siete entrevistas periodísticas
  • Via Crucis (1981, póstumo) - Meditaciones sobre las estaciones del Vía Crucis
  • Cartas I y II - Correspondencia con miembros del Opus Dei

Fiesta litúrgica: 26 de junio


"No se trata de hacer cosas raras: se trata de hacer bien las cosas de cada día, aunque parezcan pequeñas. No olvidéis que Nuestro Señor vivió treinta de los treinta y tres años que pasó en la tierra como un artesano corriente, trabajando en el taller de José".

— San Josemaría Escrivá de Balaguer

El ejemplo de San Josemaría nos recuerda que la santidad no está reservada a unos pocos privilegiados, sino que es una llamada universal que podemos vivir en medio de nuestras actividades cotidianas. Su mensaje revolucionario sobre la santificación del trabajo ordinario sigue siendo actual y necesario en nuestro tiempo, invitándonos a descubrir la presencia de Dios en cada momento de nuestra vida diaria.

Obras:

AñoTítuloGénero
Santo RosarioEscritos de Santos